Son ya al menos 110 los muertos en Japón por las lluvias torrenciales mientras que otras 79 personas siguen desaparecidas después de que las inundaciones forzaran a varios millones de personas a abandonar sus hogares, la cifra más alta desde 1983, cuando las trombas se cobraron la vida de 117 personas.

La situación ha llevado al primer ministro del país, Shinzo Abe, a cancelar una gira en el extranjero en la que tenía previsto visitar Bélgica, Francia, Arabia Saudí y Egipto. Abe, que tenía previsto iniciar mañana el viaje, ha explicado durante una reunión de emergencia que el Gobierno dará rápidamente apoyo a los residentes en las zonas afectadas y destinará ayuda financiera para la reconstrucción.

Los equipos de rescate continuaban ayer cavando entre los escombros para encontrar supervivientes después de que las lluvias torrenciales provocaran grandes deslizamientos de tierra. Las previsiones meteorológicas vaticinan una disminución de los aguaceros en toda la región occidental afectada, pero el pronóstico apunta ahora a temperaturas superiores a 30 grados, lo que se teme que provoque insolaciones en áreas que han quedado aisladas sin electricidad ni agua potable.

FALTA DE ALIMENTOS / «No podemos bañarnos, el inodoro no funciona y nuestro arsenal de alimentos se está agotando», explicó Yueko Matsui, cuya casa, en la ciudad de Mihara, no tiene agua desde el sábado.

«El agua embotellada y el té embotellado han desaparecido de las tiendas», agregó un trabajador de una guardería de 23 años. Según explicaron las compañías de suministros, alrededor de 12.700 personas no tienen electricidad y decenas de miles siguen sin agua corriente.

Las industrias también se han visto afectadas, como Mazda Motor Corporation, que se ha visto obligada a cerrar su oficina central en Hiroshima. El fabricante de automóviles suspendió las operaciones en varias plantas debido a las lluvias de la semana pasada.