Más de tres décadas, concretamente 34 años, han tenido que pasar para que los investigadores suecos den por definitivamente cerrado el caso del asesinato del carismático primer ministro de Suecia, Olof Palme, en 1986. Las nuevas conclusiones policiales apuntan que el mandatario cayó abatido en una calle de Estocolmo cuando salía del cine por las balas de Stig Engström, un publicista conocido como el hombre de Skandia -por el nombre de la empresa donde trabajaba- que se suicidó en el año 2000.

El asesino, confirmó la Policía, no comulgaba con el progresismo del primer ministro y arrastraba graves problemas de alcoholismo y económicos. Sin embargo, reconocen, no tener «pruebas técnicas» contra él más allá de muchos indicios.

El fiscal jefe, Krister Petersson, explicó ayer en una comparecencia digital que, obviamente, no puede presentar cargos contra una persona fallecida. Pero conocer la identidad del autor del asesinato que conmocionó al mundo, en general, y a Suecia, en particular, es esencial para cerrar la cicatriz que ha causado este misterio. Eran muchos los posibles enemigos del controvertido primer ministro del Partido Socialdemócrata sueco. Palme enfureció al sector económico con reformas que le perjudicaban y se pronunció contra el armamento nuclear. Fuera tampoco pasó desapercibido y criticó el bombardeo de EEUU en Vietnam del Norte, el régimen apartheid de Sudáfrica y la invasión soviética de Checoslovaquia. En tres décadas, la única persona que ha sido acusada durante estos años como autor del crímen fue el delincuente común, Christer Pettersson, identificado por la esposa de Palme y encarcelado en 1989. Pero tuvo que ser puesto en libertad porque no se hallaron pruebas ni el móvil del crimen.

Inicialmente, Stig Engström no se encontraba en el radar de la Policía como sospechoso aunque fue interrogado poco después de los hechos. Sin embargo, un cambio en el equipo de investigación y el trabajo llevado a cabo por un periodista obligaron a reconsiderar la figura de aquel hombre que estuvo trabajando hasta tarde cerca del lugar de los hechos, que se había presentado ante los medios de comunicación como testigo, había estado en el Ejército y pertenecía a un club de tiro.

Según explicó el fiscal, la vestimenta que Engström llevaba la noche del crimen coincide con las descripciones dadas por varias personas que vieron salir corriendo al supuesto asesino.

La pista del hombre de Skandia, que no fue considerado relevante en la fase inicial de las pesquisas, se reactivó hace dos años gracias a un reportaje, al que luego siguió un libro, del periodista Thomas Pettersson, que entregó la información a la Policía.

Se han probado más de 400 armas de fuego distintas, aunque ninguna ha podido conectarse con los dos casquillos encontrados y conservados ya en mal estado. La investigación por la muerte de Palme, cuya documentación ocupa 250 metros de estantería, se da así por concluida.