El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dado este jueves un severo mazazo al presidente Donald Trump al dictaminar que no puede mantener sus declaraciones de impuestos en secreto en una investigación de un gran jurado en Nueva York. Aunque en otro caso el Alto Tribunal ha protegido por ahora a Trump de tener que dar esa información y otros documentos financieros privados y empresariales al Congreso, la decisión del caso planteado por el fiscal de distrito neoyorquino Cyrus Vance, abierto para investigar si Trump alteró documentos financieros para encubrir los pagos realizados para silenciar a Stormy Daniels y Karen McDougal, representa un varapalo para el presidente, el primero desde Jimmy Carter que no ha hecho públicos sus declaraciones de impuestos.

“Hace 200 años un gran jurista de nuestra corte estableció que ningún ciudadano, ni siquiera el presidente, está categóricamente por encima del deber común de producir pruebas cuando se le requiere en un procedimiento criminal”, ha escrito el presidente del Supremo, John Roberts, en una decisión sentenciada por 7 votos, incluyendo los de los dos jueces conservadores nombrados por Trump, contra 2. “Reafirmamos ese principio hoy y mantenemos que el presidente no es ni absolutamente inmune de citaciones penales estatales que buscan sus documentos privados ni tiene derecho a un estándar más elevado”.

El contrapunto positivo para Trump es que el Supremo, también por una votación 7-2, impide por ahora al Congreso acceder a los documentos de Trump. Tres comités de la Cámara Baja, controlada por los demócratas, habían dictado citaciones para obtener documentación tanto de la firma de contabilidad con la que Trump ha trabajado años, Mazars, así como de Deustche Bank y Capital One. La mayoría del Supremo considera que esas citaciones plantean “significativas preocupaciones sobre separación de poderes” y ha decidido reenviar el caso a tribunales inferiores.