Donald Trump no podrá desmantelar el paraguas legal que protege a los inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos siendo unos niños. En un nuevo revés judicial para el presidente, el Tribunal Supremo ha fallado en contra de las intenciones de la Casa Blanca para derogar el llamado Programa de Acción Diferida para Jóvenes (DACA), que ha permitido a los llamados dreamers, unos 700.000 inmigrantes, trabajar legalmente en el país sin miedo a ser deportados. El dictamen es una victoria mayúscula para los derechos de los inmigrantes y los propios dreamers, que llevan años movilizándose para defender su estatus en los tribunales, las calles y los pasillos del Congreso. Las encuestas respaldaban de forma mayoritaria su causa, incluso entre los votantes republicanos.

El dictamen del Supremo se ha resuelto por cinco votos a favor y cuatro en contra, después de que el magistrado John Roberts se aliara con los cuatro jueces progresistas del tribunal para bloquear los planes de la Casa Blanca. En septiembre del 2017, la Administración Trump dio por terminado el programa aprobado cinco años antes por Barack Obama. Esgrimió entonces que era ilegal, pero su decisión no tardó en ser recurrida en los tribunales, el inicio de un tortuoso camino que ha acabado en la máxima institución judicial del país. El dictamen, sin embargo, no cierra definitivamente el caso porque basa su decisión en cuestiones de procedimiento y otorga a la Administración la posibilidad de volver a emitir una directiva para anular el DACA.

Pero el dictamen es el segundo revés en apenas una semana para Trump y sus aliados republicanos, después de que el tribunal prohibiera la discriminación por motivos de orientación sexual o identidad de género, un fallo histórico para el movimiento LGBT. «¿Tenéis la impresión de que no le gusto al Tribunal Supremo?», dijo Trump en Twitter para protestar y pedir el voto para él en noviembre.