«Vamos a votar por una nueva Asamblea Nacional al servicio de las mayorías y del país. ¡Se acerca la hora!», proclamó Nicolás Maduro, que pidió que el Congreso que surja de las próximas elecciones legislativas, a finales de este año, tenga «gente nueva». La sala constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) tomó nota del anhelo del presidente y suspendió ayer a la junta directiva del partido opositor Primero Justicia (PJ) y dio el control de esa fuerza a José Brito, quien había sido expulsado por supuestos casos de corrupción.

Un día antes, el Supremo venezolano, completamente alineado con el Palacio de Miraflores, había hecho lo mismo con el histórico partido Acción Democrática (AD). La dirección de esa fuerza socialdemócrata le ha sido otorgada a Bernabé Gutiérrez. Los dirigentes designados por la autoridad judicial podrán en ambos casos utilizar el logo, los símbolos y los colores de esos partidos.

«Busquemos que no sean los mismos de siempre», reclamó Maduro sobre los futuros ocupantes del Parlamento, controlado por la oposición desde el 2016. Ellos, añadió el presidente venezolano, tienen que ser personas que estén «todos los días en la calle luchando». Su rival en las presidenciales del 2013, Henrique Capriles Radonski, miembro de Primero Justicia, acusó al Supremo de responder a «la enferma ambición de poder de Maduro».

Por su parte, Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática durante 20 años y líder de esa formación, responsabilizó al Palacio de Miraflores y al TSJ de violar la Carta Magna «de manera continua» y de «cerrar la puerta a unas elecciones libres». Según Ramos Allup, AD «no se va a jugar su destino en manos de ladrones».

El sector que lo acompaña promete «resistir» la medida judicial. «La judicialización de la política en nada contribuye al restablecimiento de la paz y la reconciliación nacional», afirmó Henri Falcón, de Avanzada Progresista.