Era la amenaza que muchos británicos temían. Boris Johnson se convertirá hoy en el primer ministro del Reino Unido. Con algo más de 92.000 votos de militantes conservadores, Johnson se impuso de manera contundente, con el 66,4% de votos, a su rival, Jeremy Hunt. La gran victoria quedó sin embargo por debajo de la lograda en su día por David Cameron, (68%), que pasará a la historia por convocar un referéndum innecesario y abrir con ello la peor crisis que ha vivido este país desde la segunda guerra mundial. Lo abultado del porcentaje de votos en la elección de líder no es garantía por tanto de éxito posterior al frente del Gobierno. Y éxito de Johnson es más que dudoso.

En un breve discurso de aceptación, en el Centro de Convenciones Isabel II, a dos pasos del Parlamento de Westminster, Johnson admitió en el tono de chascarrillo que le caracteriza, que no todo el mundo en el país, e incluso en su propio partido, está seguro de que su elección, «sea la más juiciosa». Hubo risas, claro.

Él por supuesto desbordaba seguridad, optimismo y contrariamente a lo que sugería el Financial Times, al que citó expresamente, dijo no sentirse «intimidado» por las circunstancias de su designación. Johnson repitió, como hizo durante la campaña, que sus objetivos son «solucionar el brexit, unir al país y derrotar a Jeremy Corbyn». Johnson llega a Downing Street aupado por el ala más extremista de los conservadores, los que quieren brexit a cualquier precio, aunque sea sin acuerdo. Pero en su primer mensaje tras la elección adoptó un tono algo más conciliador «Hoy, en este momento esencial de nuestra historia, debemos reconciliar de nuevo dos instintos diferentes, dos nuevos instintos, entre el profundo deseo de amistad, comercio y apoyo mutuo en seguridad entre Gran Bretaña y nuestros socios europeos y a la vez el deseo igualmente profundo y sincero de un gobierno autónomo democrático».

SONDEO / En las próximas semanas se comprobará si el desafío radical y beligerante del candidato, lo mantiene como primer ministro, cuando la realidad le obliga a buscar compromisos. En un sondeo de urgencia realizado por YouGov, casi la mitad de los votantes se declaraban «espantados» (37%) o «decepcionados» (10%) con la elección de Johnson, que hereda los mismos problemas que tenía Theresa May, incluido gobernar sin apenas mayoría en el Parlamento. Con un grupo de prominentes conservadores proeuropeos dispuestos a impedir que saque adelante un brexit sin acuerdo, Johnson necesita pactar para sobrevivir. La elección de los miembros de su Gabinete será la primera indicación del rumbo de su mandato. El primer nombramiento, el de un diputado casi desconocido partidario de la permanencia en Europa, Mark Spencer, como jefe de disciplina en la Cámara de los Comunes, fue bien recibido por todos los sectores.