“Padmavati” es la nueva gran producción bollywoodiense que ha despertado una oleada de protestas en la India. Una posible historia de amor entre una reina mitológica hindú y un monarca musulmán es el motivo de un conflicto que ha desencadenado críticas y amenazas de muerte al director y a los protagonistas de la película. En un inicio, el estreno debía ser el 1 de diciembre, sin embargo, los mismos fabricantes del ‘blockbuster’ indio han decidido retrasar el lanzamiento.

Rani Padmini es la protagonista del ‘film’. Se trata de un personaje mitológico y una figura sagrada para los Rajput, una casta con gran influencia en el norte y centro del país que se considera descendiente de la segunda casta en la sociedad india, los Kshatriya. Grupos de este clan, como el Karni Sena han pedido al Gobierno que se prohíba su emisión en los teatros y cines del país porque consideran que el largometraje distorsiona los hechos históricos de la comunidad Rajput. Según un portavoz del grupo, Vijendra Singh Kalayanvat, “la trama ofende y mancha el honor de esta comunidad”.

Amenazas y violencia

Algunas organizaciones radicales de la casta de los Kshatriya han amenazado a los principales actores y han llegado a ofrecer una recompensa de más de medio millón de euros a aquellos que logren decapitar o incluso quemar a la intérprete principal, Deepika Padukone. En enero, el director de “Padmavati”, Sanjay Leela Bhansali, aseguró que no habría ninguna escena romántica entre ambos personajes, la reina Padmini y el conquistador musulmán Alauddin Khilji, después de que un grupo de radicales hindús irrumpiera en el rodaje y atacara a Bhansali.

Aun de desconoce la nueva fecha del estreno de “Padmavati”. Sin embargo, el lanzamiento del tráiler, en el que la reina muestra su vientre, ya ha enfadado a algunos grupos extremistas. La semana pasada, miembros de Karni Sena destrozaron un teatro en Kota, en el estado de Rayastán.

Una casta con influencia en el Gobierno

La casta de los Rajput cuenta con más de 40 millones de personas en la India. Tradicionalmente, ha sido un clan de nobles y ricos terratenientes de elevado rango que, a día de hoy, goza de gran influencia en los gobiernos locales y en el central. El Ejecutivo actual, liderado por el partido nacionalista hindú Bharatiya Janata (BJP), y la reciente coyuntura yihadista internacional es algo que, tal y como explica a EL PERIÓDICO el escritor y editor especializado en la cultura India, Agustín Pániker, ha promovido que “las identidades sean cada vez más cerradas” y, por lo tanto, que sea más difícil tratar en el mundo del espectáculo la relación entre miembros de diferentes religiones.

El sector cinematográfico en la India es propicio a este tipo de conflictos. Según Pániker, “aunque la India sea un país secular y con un teórico alto grado de libertad de expresión, existen, a la vez, grupos muy conservadores que se movilizan contra este tipo de películas”. El problema, asegura el escritor, recae en el hecho de que “estos grupos se sienten “legitimados” por un Gobierno que se fundamenta en una ideología hindú conservadora".