Una serie de explosiones en Kabul han acabado con la vida de al menos 19 personas que asistián al funeral por una de las víctimas mortales de los enfrentamietos que se registraron ayer viernes entre manifestantes y policías, que protestaban por la incapacidad del gobierno para poner fin a la violencia yihadista.

Según las autoridades, tres suicidas han hecho estallar sus cinturones de explosivos en medio del funeral, al que había asistido el jefe del Gobierno afgano, Abdulá Abdulá, y el ministro de Exteriores, Salahuddin Rabbani, ya que uno de los cinco fallecidos en los disturbios del viernes era el hijo de un senador.

"Los atacantes suicidas tomaron posiciones entre las personas que rezaban, esto muestra la gravedad del crimen del cobarde enemigo", ha dicho Abdulá en rueda de prensa.

El Hospital de Emergencia Italiano de Kabul ha cifrado en 19 las víctimas mortales y 16 los heridos en las explosiones en el funeral, según ha informado la agencia Reuters. El Ministerio del Interior afgano ha rebajado la cifra de muertos a seis y en 87 los heridos.

Los atentados de hoy se suman al brutal atentado perpetrado con un camión bomba el pasado miércoles y en el que murieron 90 personas, la gran mayoría civiles, y 453 resultaron heridas.

CARRETERAS CORTADAS

La capital afgana había amanecido este sábado bajo una tensa calma. Las autoridades habían cortado todas las carreteras de acceso al centro de la ciudad y prohibido las manifestaciones y grandes reuniones anticipando una posible amenaza terrorista.

La escalada de violencia que vive el país ha creado fuertesdivisiones en el seno del Gobierno del presidente Ashraf Ghani, así como entre las diferentes facciones rivales. Ghani ha hecho una llamamiento a la unidad. "El país está siendo atacado. Debemos de ser fuertes y estar unidos", ha escrito en su cuenta de Twitter.

"El presidente Ashraf Gani condena el atroz atentado contra los dolientes que enterraban al muerto. El país está bajo ataque, debemos ser fuertes y (permanecer) unidos", indicó el Palacio Presidencial.

Los incidentes de esta semana podrían debilitar todavía más el Gobierno de Unidad de Gani y Abdulá, que se enfrentaron en 2014 en unas polémicas elecciones salpicadas por acusaciones de fraude y terminaron con un pacto a regañadientes tras la intervención de Estados Unidos.