“Sin energía no hay futuro”, dijo Mauricio Macri. Pero ahora el futuro se le ha ensombrecido al presidente argentino. El Tribunal Supremo anuló el tarifazo del gas, que supuso incrementos en el precio del servicio de hasta un 1.000%, aunque después se retrotrajeron a 400%. El fallo fue unánime e inapelable.

Los cuatro jueces, dos de ellos propuestos por el actual presidente en un trámite duramente cuestionado, decidieron que el precio de las tarifas residenciales sea el anterior a los aumentos de marzo. Se trata de casi el 30% del consumo total de gas. La industria no se salvará del aumento de precios.

Un juez Luis Arias, que había decretado en primera instancia la suspensión del tarifazo, calificó de preocupante que la industria haya quedado excluida del beneficio. “Las pymes son uno de los sectores más afectados. Emplean al 80% de los trabajadores. Y si ahora se ven obligadas a pagar los aumentos, lo que va a haber son despidos”, advirtió. Pero los analistas auguran la presentación de recursos ante la justicia por parte del sector. Lo cierto es que el Gobierno de derechas sufrió un importante traspié político en momentos en los que están pendientes también las discusiones sobre los aumentos en los precios de la electricidad, el agua y el transporte. Macri ha encontrado un inesperado obstáculo para el despliegue de su plan económico en un país atravesado por los efectos de una inflación que concluirá en 2016 cerca del 50%.

Para Héctor Recalde, el jefe de la bancada kirchnerista en la Cámara de Diputados, el dictamen del Supremo “le da seguridad jurídica a la sociedad”. El senador Juan Abal Medina consideró que “el Gobierno se ha topado con la realidad”. Los integrantes del máximo tribunal criticaron a las autoridades políticas por haber subido las tarifas sin hacer audiencias públicas, lo que es inconstitucional. Los consumidores deben comenzar a recibir lo que han pagado de más estos meses.

Macri se ve en una encrucijada. No solo porque no puede convencer a una sociedad que ha rechazado los aumentos hasta con cacerolazos sobre la necesidad de terminar con subsidios que representaban al Estado un enorme costo fiscal. La situación de su ministro de Energía,Juan José Aranguren, ex consejero delegado de Shell, se ve en estos momentos seriamente comprometida. El tema de las tarifas, sumadas al costo de la vida y la ola de despidos, ha carcomido la popularidad del presidente, que ya se encuentra por debajo del 50%.