El G-20 ha vuelto a tropezar con el clima. Igual que pasó en Buenos Aires, EEUU se ha vuelto a quedar fuera del comunicado que reafirma la «irreversibilidad» de los Acuerdos del París» y recoge el compromiso a la «plena implementación» de las medidas nacionales contra el cambio climático (con la excepción de Estados Unidos), que serán actualizadas en el 2020.

En el texto, «EEUU reitera su decisión de retirarse de los Acuerdos de París» y justifica que eso es así «porque suponen una desventaja para los trabajadores y contribuyentes estadounidenses». Pero como novedad respecto a Buenos Aires, el documento añade una referencia al «fuerte compromiso» de Estados Unidos para la protección medioambiental. Al ser preguntado por este tema, Trump afirmó no estar dispuesto a sacrificar «el potencial» de su país y subrayó que este «tiene los mejores datos que nunca a tenido en materia medioambiental».

El primer ministro nipón, Shinzo Abe, en su calidad de anfitrión de la cumbre, optó por destacar que los líderes del G-20 «lograron encontrar un terreno común» frente a la crisis climática, pese a las divergencias entre sus miembros. «Al final se ha logrado no dar un paso atrás en la lucha contra la mayor amenaza del planeta, la emergencia climática», es la lectura en positivo que logró presentar el presidente español, Pedro Sánchez, en la rueda de prensa ofrecida la clausura de la cumbre.

Al menos, las negociaciones de última hora en Japón sirvieron para evitar que otros países se sumaran al bloque de EEUU. Existían dudas sobre si Brasil, Arabia o Turquía podrían acabar retirándose del Acuerdo de París. «La noche de negociaones fue difícil», confió a la agencia France Presse una fuente diplomática, refiriéndose a una «postura muy dura» de EEUU.

«Estados Unidos trató de convencer a varios gobiernos para que edulcoraran el texto mientras que la UE hizo todo lo posible para mantener al menos los compromisos de los anterioresG-20», según aseguraron otras fuentes,

«Se ha evitado retroceder, pero nosotros debemos ir mucho más lejos», manifestó el presidente francés, Emmanuel Macron, El dirigente amenazó con no firmar la declaración si esta no apoyaba el acuerdo de París, una «línea roja» para Francia.

Macron advertía que si otros países seguían los pasos de Estados Unidos, ya no sería más «el 19+1, sino el 18+2 o 17+3» y consideró esa hipótesis «inaceptable». Por ello, el presidente francés llamó a «cambiar el formato del G-20» para lograr buenos acuerdos sobre todo en el tema medioambiental y se preguntó «para qué sirven comunicados» como el cerrado en Osaka. «Hoy el G-20 se ha convertido en una especie de Asamblea General de las Naciones Unidas, que permite a los participantes reunirse en bilaterales e intercambiar puntos de vista», destacó Macron, llamando hacer una «reflexión colectiva» sobre la utilidad del formato.

Takehiko Yamamoto, profesor de la Universidad Wasesa de Tokio, coincide en el análisis: «La consecuencia lamentable sobre el cambio climático subraya los límites del G-20: están en el mismo barco pero con intereses diferentes», afirma el japonés. Y había muchas esperanzas en Osaka porque el próximo G-20 se celebra en Arabia Saudí, uno de los grandes exportadores de petróleo, y aliado de EEUU.