Donald Trump lleva meses atacando la investigación que dirige Robert Mueller, que intenta determinar si el equipo del presidente de Estados Unidos se confabuló con Rusia mientras el Kremlin interfería en las elecciones y si el propio Trump obstruyó la justicia. El asalto directo e indirecto a lo que constantemente denosta como «caza de brujas» se ha intensificado en la últimas semanas y ayer entró en una nueva dimensión con dos mensajes del mandatario en su medio de difusión favorito: Twitter.

CARTA DE 20 PÁGINAS / En uno Trump tildó el nombramiento de Mueller como fiscal especial de «totalmente inconstitucional». En otro, aun defendiendo que él y su equipo no han hecho «nada malo», señaló a su «derecho absoluto» a perdonarse a sí mismo. Los tuits de Trump llegan dos días después de que The New York Times publicara una carta de 20 páginas que entregaron personalmente a Mueller en enero dos de sus abogados entonces, John Dow y Jay Sekulow. En la misiva se delineaban ya varios de los argumentos que ha repetido Trump y con los que se está tratando no solo de taladrar la investigación de Mueller, sino también de crear una armadura legal para proteger al presidente. Los letrados aseguraban, por ejemplo, que no se puede forzar a testificar al jefe del Ejecutivo y que no puede haber obstruido la justicia porque tiene autoridad ilimitada sobre todas las investigaciones federales. Asimismo, argumentan que con los poderes que le da la Constitución podría, «si lo deseara, poner fin a la investigación o incluso ejercer su poder de perdón».

TUITS REVELADORES / La carta y los tuits, además, han reabierto el por ahora sempiterno e irresuelto debate entre los expertos y académicos sobre el alcance del perdón presidencial. Aunque hay división de opiniones, hasta los abogados de Trump reconocían en la carta de enero que el presidente «por supuesto no está por encima de la ley». Pese a que el Tribunal Supremo en alguna ocasión ha reconocido al Congreso capacidad para imponer algunas restricciones al poder presidencial, los expertos constitucionales dudan sobre hasta dónde llega esa autoridad de las Cámaras.

Y solo parece claro el límite que estipula la sección 2 del Artículo II de la Constitución: el presidente «debe tener poder para conceder indultos y perdones por ofensas contra EEUU, salvo en casos de impeachment».