Donald Trump ha vuelto a dejar en evidencia su desprecio por la diplomacia, y algo más. Horas antes de que la Asamblea General celebre este jueves por la mañana una sesión de emergencia para condenar el reconocimiento de la capitalidad de Jerusalén, el presidente de Estados Unidos ha lanzado una abierta amenaza de retirar ayuda económica a quienes voten en su “contra”.

En sus comentarios, pronunciados el miércoles, Trump ha hablado de “todas esas naciones que cogen nuestro dinero y luego votan contra nosotros en el Consejo de Seguridad o, potencialmente, en la Asamblea”, asegurando a continuación: “cogen cientos de millones de dólares, incluso miles de millones, y luego votan contra nosotros”. A continuación, ha lanzado la amenaza directa: “Estamos observando esos votos. Déjenles votar contra nosotros, nos ahorraremos mucho. No nos importa”.

Su embajadora ante el organismo, Nikki Haley, ya había preparado el terreno. El lunes, en la reunión del Consejo de Seguridad en que Washington tuvo que usar su poder de veto para frenar una resolución que insiste en que el futuro estatus de Jerusalén solo se puede decidir en negociaciones directas entre palestinos e israelís, Haley habló de “insulto”. El martes colgó un mensaje en Twitter en el que hizo una mención sobre “los que ayudamos” y anunció que “EEUU apuntará los nombres” de quienes les critiquen en la sesión especial de la Asamblea de este jueves, la misma intimidación que usó en enero el primer día que llegó al organismo.

La resolución que se vota este jueves no tiene caracter vinculante pero sí fuerte peso simbólico. Con los votos de 193 naciones puede quedar aún más en evidencia el aislamiento de Washington. Y el texto, según un borrador, muestra “profundo lamento por decisiones recientes referidas al estatus de Jerusalén” y pide a las naciones que no trasladen allí sus embajadas, como Trump anunció el 6 de diciembre que hará con la de EEUU.

Además de la amenaza abierta de Trump las delegaciones diplomáticas de cerca de 180 países, incluyendo europeos, han recibido una carta de Haley en la que se lee: “Simplemente pedimos que reconozcan la amistad, alianza y apoyo histórico que hemos ofrecido y respeten nuestra decisión sobre nuestra propia embajada”. Pero no todo el tono es tan diplomático. “Conforme consideran su voto les animo a saber que el presidente y EEUU toman este voto personalmente”, se lee. “El presidente lo va a estar siguiendo de cerca y me ha pedido que informe de quiénes votan contra nosotros”, dice también. “Tomaremos nota de todos y cada uno de los votos en este tema”.

Un portavoz de Haley ha afirmado que “ha recibido numerosas respuestas de embajadores preocupados con razón sobre mantener sus amistades con EEUU” y según fuentes citadas por 'The New York Times' Canadá, la República Checa y Hungría podrían abstenerse.

Se han escuchado, no obstante, numerosas voces de condena a la intimidación. Antes de viajar a Nueva York para participar en la votación en la Asamblea General Mevlut Cavusoglu, el ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, que esponsoriza la resolución con Yemen, ha denunciado que “EEUU, que se ha quedado solo, está recurriendo a amenazas” y ha asegurado que “ningún país honrado y digno se arrodillará ante esta presión”. Y un representante diplomático de un país árabe le ha dicho a Reuters: “Los estados recurren acoso tan descarado solo cuando saben que no tienen argumento moral o legal para convencer a otros”.

Hay analistas que apuntan a la amenaza de Trump como “vacía”. Algunas ayudas que EEUU ofrece, como los cerca de 1.300 millones en ayuda militar que da a Egipto desde 1987, están ordenadas por el Congreso y el presidente estadounidense puede suspenderlas pero no cancelarlas.