Mariano Rajoy y sus asesores consideran que vuelven a Madrid con el objetivo cumplido. El actual presidente de EEUU, Donald Trump, mostró este martes su apoyo a una España unida, tal como lo hizo su antecesor, Barack Obama. "España es un gran país y tendría que seguir unido", aseguró el líder estadounidense en la rueda de prensa que ambos ofrecieron en la Casa Blanca, cuando se le planteó el conflicto institucional por el 1-O. El líder norteamericano, no obstante, pareció estar informado del gran apoyo al referéndum y admitió que, aunque Rajoy dice que "no se va a votar", "la gente se opondrá".

El mandatario norteamericano no desarrolló más esta última idea e insistió en que a él le gustaría "ver que España se mantiene unida". Afirmó que ha seguido "la evolución del asunto" y que es un tema "que lleva siglos evolucionando". Y si hubiera "encuestas rigurosas", apuntó, "se vería que el pueblo catalán ama a su país, ama a España y que los catalanes no se irían". "Creo que Catalunya se quedaría en España. Sería una tontería irse", añadió, porque supondría salir de un "gran país, bonito, histórico".

Trato de socio preferente

La rueda de prensa en el Rose Garden fue el cierre a la primera visita de Rajoy a la Casa Blanca con Trump como inquilino. El programa había empezado dos horas antes con el recibimiento de Trump al jefe del Ejecutivo en la puerta. Ambos mantuvieron una breve reunión a solas en el Despacho Oval y después almorzaron con sus principales asesores en el Cabinet Room, la sala donde se reúne el Gobierno estadounidense. El trato habitual a los socios preferentes.

Los periodistas trataron de que Trump llegara un poco más allá a la hora de expresar su opinión sobre la crisis territorial que se está viviendo en España en vísperas de la convocatoria de un referéndum que el Estado considera ilegal, pero fue infructuoso. El mandatario estadounidense no quiso ir más allá de recomendar a los catalanes que continúen formando parte de España.

¿Y si hubiera declaración unilateral?

Quien sí se pronunció sobre otras cuestiones vinculadas a la consulta y a lo que puede venir después del domingo fue el presidente español. Sobre la posibilidad de que el Parlament pueda debatir y aprobar una declaración unilateral de independencia en las jornadas posteriores al 1-O, Rajoy avisó de que eso sería "un disparate", sin querer entrar públicamente a detallar las medidas que podría adoptar si eso sucediera.

"La declaración de independencia es una decisión que deberá tomar, o no, el Parlament. Sería un disparate cuando todo el mundo sabe que ese referéndum no se puede celebrar: no hay junta electoral, ni equipo organizándolo, ni papeletas, ni locales… Sería un disparate", declaró el líder del PP. Según él, el domingo puede haber "alboroto, ruido", pero no un referéndum "democrático y con mínimas garantías". "Y espero que, si es posible, antes del 1 de octubre o, si no, inmediatamente después, se pase a una nueva etapa en la que prime la ley, la democracia, el diálogo y el sentido común", añadió.

La gestión de Rajoy de la grave crisis con la Generalitat está empezando a tener consecuencias políticas. El Gobierno va a aplazar la aprobación de los Presupuestos de 2018 a la espera de que la situación catalana se aclare. En la rueda de prensa, el dirigente conservador intentó quitar hierro al hecho de que el PNV le niegue ahora su aval por la actuación del Estado en Catalunya y rechazó que esta situación pueda derivar en un adelanto electoral en España.