Lo que no se le puede recriminar al flamante presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, de 71 años, es incumplir sus promesas electorales. El ‘Trump filipino’, uno de sus sobrenombres -que no el único-, lleva poco más de un mes en el poder y ha aplicado, ya a rajatabla, la malentendida tolerancia cero contra el tráfico de drogas que le aupó cómodamente al poder. “Las funerarias van a estar repletas, yo aportaré los cadáveres”, dijo Duterte. Y , efectivamente, las está llenando.

En un mes, cerca de 600 personas presuntamente vinculadas al consumo o tráfico de estupefacientes han muerto a manos de la policía (alrededor de 400) o de escuadrones de vigilancia(200) en controvertidas operaciones. Organizaciones de derechos humanos se refieren a ejecuciones extrajudiciales donde los derechos fundamentales que tiene cualquier detenido brillan por su ausencia.

Una "presidencia sangrienta", auguró él mismo y, por delante, tiene seis años de mandato en el que, en su particular cruzada contra la delincuencia, ha calculado que 100.000 personas perderán la vida. La policía tiene barra libre en sus detenciones y los ciudadanos han sido invitados por el propio presidente a tomarse la justicia por su mano - “Si están en tu barrio, no dudes en llamar a la policía o hazlo tú mismo si tienes una pistola. Tienes mi apoyo”-. El dirigiente va volcarse en reinstaurar la pena de muerte.

La fotografía de Jennelyn Olaires, de 26 años, abrazando el cuerpo sin vida de su marido, Michael Siaron, de 30, un presunto traficante abatido a tiros por un motociclista anónimo en Manila, se ha hecho viral y refleja el fenómeno que se repite en las calles de las grandes ciudades filipinas prácticamente a diario. Junto al cadáver, un trozo de cartón con una descripción: “Drug pusher -traficante de droga-“. Solo la noche del 23 de julio, otros cinco presuntos delincuentes murieron en las mismas circunstancias.

PARODIA DE 'LA PIEDAD'

Ha sido el propio Duterte el que se ha permitido hacer broma de la"melodramática escena" al compararla con una parodia de 'La Piedad' de Miguel Ángel, donde la virgen sostiene en sus brazos a Jesús recién descendido de la cruz.

Los datos aportados por la Policía Nacional de Filipinas -algunas fuentes aseguran que las cifras reales superan con creces las oficiales- arrojan números abultados para dar cuenta de lo ocurrido en tan solo un mes: a los 400 muertos (a los que hay que sumar 200 víctimas de escuadrones civiles) hay que sumar 3.000 detenidos, 120.000 que han optado por entregarse a la policía y más de 60.000 entradas y registros.

Sorprende constatar el amplio apoyo que tiene su controvertida gestión en amplios sectores sociales. En una sociedad flagelada por la corrupción y el altísimo porcentaje de consumo de droga entre sus jóvenes, Duterte se hizo con el poder el pasado 9 de mayo con el 39% de los votos; es decir, lo votaron 16 millones de ciudadanos.

EXALCALDE DE DAVAO

Ampliamente conocido por la opinión pública por su labor como alcalde de Davao, en la isla de Mindanao, durante 22 años repartidos en siete mandatos, se ha hecho con el poder nacional a golpe de exabrupto, bravuconada y amenaza. Casado dos veces y padre de cuatro hijos, actualmente tiene novia, Cielito, pero también alardea de tener diversas amantes.

De su época de alcalde en una de las ciudades más problemáticas del país le viene el sobrenombre de ‘Castigador’, donde redujo los índices de delincuencia con un haber de más de un millar de presuntos delincuentes fallecidos a manos de “escuadrones de la muerte”. Su tercer mote es ‘Harry, Duterte, el sucio’.

A los que cuestionan la falta de ortodoxia y su filtreo con la ilegalidad, Duterte les responde que como abogado de formación y antiguo fiscal saber perfectamente “qué es legal y qué no”.

PLANTAR CARA A LA IGLESIA

En un país de 100 millones de habitantes, donde el 90% son católicos, el presidente no tiene inconveniente en plantarle cara a la todavía todopoderosa iglesia. Duterte aboga por un máximo de tres hijos por familia en un país donde el uso de la contracepción prácticamente es testimonial y donde el aborto está prohibido. Muestra de esta actitud desafiante con la iglesia fue llamar "hijo de puta" al Papa por los atascos de tráfico provocados en su visita a Manila. Desde la Archidiócesis de Manila provienen las críticas más contundentes a las ejecuciones extrajudiciales auspiciadas por el Gobierno de Duterte.

La oenegé española Educo, contra el analfabetismo en Filipinas

Con 100 millones de habitantes, la situación de pobreza en Filipinas alcanza del 25%. La oenegé española Educo trabaja en las zonas más desfavorecidas del país, especialmente en la región de Bicol, para garantizar el derecho a la educación de niños y adolescentes. En el marco de la protección de los derechos de la infancia, Educo hace frente a la malnutrición a través de iniciativas sostenibles de agricultura ecológica y programas educativos.