El veto a la entrada de musulmanes en Estados Unidos ya es una realidad, aunque sea parcial. Este viernes el presidente, Donald Trump, ha estampado su firma en una orden ejecutiva que, en sus palabras, pretende “mantener fuera de EEUU a terroristas radicales islámicos” pero en la práctica afecta a millones de ciudadanos de varios países de mayoría de población musulmana y decenas de miles de refugiados.

La orden, titulada “Proteger la nación de la entrada de terroristas extranjeros en EEUU”, suspende la entrada de todos los refugiados de Siria hasta que Trump determine que su entrada no va “en detrimento” del país. Asimismo, deja en suspenso 120 días el programa general de refugiados.

Una vez que se vuelva a admitir a refugiados, Trump rebaja a 50.000 (frente a los 110.000 actuales) el máximo que se aceptarán cada año fiscal en EEUU, donde el 72% de los 85.000 admitidos en 2016 eran mujeres y niños según datos del Departamento de Estado. Asimismo, y en un movimiento que ya han denunciado como inconstitucional grupos por los derechos civiles, Trump insta a que se de prioridad a refugiados de minorías religiosas perseguidas. En una entrevista en un canal cristiano, ha dicho expresamente que ayudará a los cristianos perseguidos en Siria.

EL PRIMER PASO DEL VETO A LOS MUSULMANES

Su orden ejecutiva suspende también durante 90 días “la concesión de visados y otras prestaciones de inmigración” a ciudadanos de países que provoquen “especial preocupación”. La redacción parece aplicar a los nacionales de Irán, Irak, Siria y Sudán y, según cómo se interprete, también a los de Libia, Yemen y Somalia. Todos son países de mayoría musulmana.

“Queremos asegurarnos de que no admitimos a la misma amenaza que nuestros soldados están combatiendo en el extranjero”, ha dicho Trump aprovechando que ha firmado la orden en el mismo Salón de Héroes del Pentágono en el que acababa de tomar posesión su secretario de Defensa, el general retirado James Mattis. “Solo queremos admitir a aquellos que apoyan nuestro país y aman profundamente a nuestra gente”, ha declarado Trump, que ha cumplido la promesa de campaña de imponer un sistema de “escrutinio extremo” de los solicitantes de refugio y visas.

Hay una paradoja evidente en la decisión y las palabras que ha elegido Trump. Antes de firmar la orden ha asegurado: “Nunca olvidaremos las lecciones del 11-S”. Pero los terroristas que cometieron los atentados del 2001 eran ciudadanos de Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y el Líbano, países no afectados, al menos de momento, por esta orden.

La acción ejecutiva de Trump, aunque esperada, ha desatado una ola de indignación entre activistas por los derechos humanos como el director de la Unión Americana por las Libertades Civiles, Anthony Romero. “El escrutinio extremo es solo un eufemismo para la discriminación contra musulmanes”, ha dicho en un comunicado, en el que ha recordado la inconstitucionalidad de favorecer o discriminar a determinadas religiones.

"RECONSTRUCCIÓN DE LAS FUERZAS ARMADAS"

En el acto en el Pentágono Trump ha firmado también una acción ejecutiva para la “reconstrucción” de las Fuerzas Armadas. En el memorando insta al Pentágono a identificar formas para reforzar esas fuerzas armadas y “desarrollar un plan para nuevos aviones, nuevos barcos, nuevos recursos y nuevas herramientas para hombres y mujeres en uniforme”.