El presidente de EEUU, Donald Trump, ha aterrizado hoy lunes en el avión Air Force One el aeropuerto israelí de Ben Gurion, procedente de Arabia Saudí, con la intención manifiesta de intentar resucitar el enterrado proceso de paz, aunque fuentes de la Casa Blanca han rebajado las expectativas y han preferido centrar el objetivo de la visita en fortalecer los ya estrechos vínculos entre EEUU e Israel.

Al pie del avión han recibido a Trump, a su esposa, Melania, su hija Ivanka y su yerno, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, y el primer ministro, Binyamin Netanyahu.

También estaban presentes todos los ministros del Gabinete, a los que Netanyahu tuvo que llamar la atención ayer y obligar a asistir a la ceremonia, tras enterarse de que muchos de ellos no pensaban acudir porque les habían informado de que Trump no los saludaría uno por uno.

La terminal del aeropuerto donde aterrizó se cerró ya ayer a los vuelos comerciales por razones de seguridad. Más de 10.000 policías se han desplegado en Jerusalén durante la visita presidencial, que durará 28 horas.

Fuentes de la Casa Blanca han informado de que unas 900 personas formarán la comitiva del presidente, incluidos médicos, personal de seguridad, expertos informáticos, equipos logísticos y funcionarios de la Casa Blanca.

Para transportar a dicha comitiva, 56 vehículos han sido fletados desde Estados Unidos a Israel, incluidas 14 limusinas, entre ellas la limusina blindada del mandatario norteamericano.

TONELADAS DE MATERIAL

Antes de la llegada de Trump, treinta aviones de transporte militar pesado Boing C-17 aterrizaron en Israel con varias toneladas de material de seguridad, que incluye el cristal antibalas que ha sido instalado ya en la suite presidencial del hotel en el que se va a alojar, el King David, según informó el Canal 2 de la televisión israelí.

La misma fuente apunta a que toda la visita costará a los norteamericanos aproximadamente unos 10 millones de dólares.

Los actos de la apretada agenda de Trump y su familia han ido fluctuando y nunca se ha llegado a distribuir un programa definitivo.

Además de a Jerusalén, Trump se desplazará en helicópteromañana martes a Belén, en el territorio palestino ocupado de Cisjordania, donde Trump se reunirá con el presidente palestino, Mahmud Abás, tras haberse encontrado hoy con su homólogo israelí, Reuvén Rivlin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu.

La Ciudad Vieja de Jerusalén ha amanecido hoy con algunos de sus principales accesos cerrados al paso de los ciudadanos y más repleta que nunca de fuerzas de seguridad. La mayoría de sus habitantes y de los comerciantes que trabajan en el recinto amurallado son palestinos y muchos se han topado con dificultades para acceder.

Las extremas medidas de seguridad en la Ciudad Vieja se deben a la visita que Trump y su familia realizarán hoy al Muro de las Lamentaciones -el único vestigio que según la fe judía queda del patio del segundo templo y que se encuentra bajo la Explanada de las Mezquitas-, y el Santo Sepulcro, el lugar donde varias confesiones cristianas creen que fue enterrado Jesucristo.

Las fuerzas de seguridad han colocado ante el muro un parapeto y el acceso al recinto estaba prohibido desde esta mañana a primera hora.

VIDA COTIDIANA

Trump será el primer presidente estadounidense en activo que visite estos lugares santos, situados en el este de Jerusalén, la parte que según la ley internacional corresponde a los palestinos y está ocupada por Israel.

Las principales calles de Jerusalén -alguna decoradas con banderas israelís y de EEUU, pero en menor medida que cuando Barack Obama visitó la ciudad en 2013- se han cortado al tráfico, hecho que ha afectado la movilidad de los ciudadanos y al funcionamiento de la vida cotidiana.

En el centro de Jerusalén algunas calles lucen carteles de bienvenida a Trump o pósters en los que le piden que traslade la Embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén, algo que Trump ha dicho que está rumiando pero que no hará a corto plazo.

Ningún país tiene su embajada en Jerusalén porque la parte este de la ciudad está ocupada por Israel.

Trump ha llegado de Riad con la promesa del rey saudí, Salmán, y otros mandatarios árabes de colaborar para conseguir la pazentre israelís, palestinos y el resto del mundo árabe.

No obstante, fuentes de la Casa Blanca clarificaron que Trump no tiene intención de lanzar en esta visita una nueva iniciativa de paz y que los avances en este sentido se encuentran “en los inicios". Pero algunos analistas advierten que el presidente de EEUU es una caja de sorpresas.

Trump se limitará, según el diario 'Haaretz', a pedir a los líderes israelís y palestinos medidas para fomentar la confianza mutua y crear un ambiente proclive a la resurrección del proceso de paz, muerto y enterrado.

Se espera que Trump recuerde a Netanyahu en su encuentro que debería restringir la construcción de viviendas en colonias judías en territorio palestino, ilegales según la ley internacional, y que sería útil que adoptara medidas para que la economía palestina respirara.

A Abás le repetirá que “acabe con la incitación y la violencia contra Israel” y le pedirá que deje de pagar ayudas a las familias de los palestinos que cometen ataques.

UN PAR DE HORAS

Trump es optimista respecto a su capacidad para lograr la paz. “Hay una enorme posibilidad” de alcanzar un acuerdo de paz, aseguró Trump al diario 'Israel Hayom'.

Pero su Administración se esfuerza por extender la idea de que el objetivo principal de la visita a Israel y Palestina -la segunda parada de su primer viaje al extranjero como presidente- se focalizará en la alianza entre Israel y EEUU. En esta cuestión está previsto que se centre el discurso que pronunciará el martes en el Museo de Israel.

Los palestinos, por su parte, “no tienen grandes expectativas” respecto a esta gira en la que Trump les dedicará un par de horas, según fuentes oficiales palestinas.