El discurso de Donald Trump respecto a Irán va y viene. Hace dos semanas, vía tuit, el presidente de Estados Unidos que en mayo sacó a su país del acuerdo multilateral para frenar el programa nuclear militar de Teherán firmado en el 2015 advirtió de «consecuencias históricas» si seguían las amenazas a EEUU.

La semana pasada, en cambio, sorprendió ofreciendo reunirse con los líderes iranís «sin condiciones previas». Las acciones, no obstante, dicen más que las palabras y la reimposición de sanciones anunciada ayer por Washington confirma la determinación de Trump de presionar a Irán para lograr lo que su Administración define como «un cambio de comportamiento».

Hoy ha entrado en vigor la primera ronda de castigos económicos y comerciales que habían quedado en suspenso cuando Barack Obama estampó su firma en un acuerdo que ratificaron también los otros cuatro miembros del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Rusia, Francia y Reino Unido), Alemania y la UE.

Y a partir de ese momento Irán tendrá prohibido usar dólares. Asimismo, Washington prohíbe las ventas de coches iranís y el comercio con oro, metales preciosos, aluminio, acero y carbón y revoca permisos para importar a EEUU alfombras y alimentos iranís. Se trata de un primer paquete de sanciones al que está previsto que dentro de noventa días siga otro aún más duro que cerraría a Irán el mercado global de petróleo y vetaría todas las transacciones con su banco central. La presión ha provocado una seria devaluación de la moneda iraní, el rial.

PACTO CUMPLIDO POR IRÁN / Al presidente de EEUU, Donald Trump, no le importa que la Agencia Internacional de Energía Atómica asegure que Irán ha cumplido el pacto. En todo caso, la Unión Europea y Londres anunciaron ayer la firma de un «estatuto de bloqueo» que intentará proteger las transacciones económicas y comerciales con Irán.