“Las cosas van a cambiar en Europa. La política ya no volverá a ser lo mismo nunca más y lo que yo denomino la Primavera Patriótica va a ser un enorme incentivo. Los europeos debemos aprender y mirar a América. Lo que Estados Unidos puede hacer nosotros también lo podemos hacer". Geert Wilders, líder de la formación de extrema derecha Partido para la Libertad (PVV) espera seguir la estela de Donald Trump y se prepara para dar el salto al poder en Holanda, que tiene previsto celebrar elecciones legislativas el próximo mes de marzo. Los sondeos le dan un empate con el actual primer ministro, el liberal Mark Rutte.

Wilders no es el único dirigente de partidos europeos nacionalistas, xenófobos, que abominan de la Unión Europea y de la “élite política que ha gobernado Occidente desde hace 70 años” que ha recibido con extremada euforia y gran optimismo la victoria de Trump, ni tampoco el único que acaricia el poder. Para aquellos que comparten la misma o similar línea ideológica del islamófobo holandés y tienen a la vista citas electorales, la experiencia de Trump no solo les sirve como acicate sino también como modelo a seguir a nivel de campaña electoral. Evitar el discurso “políticamente correcto” -Trump llamó públicamente “asquerosa” a Clinton- es, por ejemplo, uno de los principios bien aprendidos.

A la extrema derecha europea, además, le ha ido como anillo al dedo el ‘brexit', que, entre otras cosas, ha mostrado como no es necesario tener una fuerte presencia en los parlamentos para incidir en las decisiones políticas. El partido eurófobo británico Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), liderado por Nigel Farage y principal abanderado de la salida del Reino Unido de la UE, apenas dispone de un diputado en Westminster.

FUERTE PRESENCIA

A diferencia de hace unos pocos años, ahora son casi una excepción los países de Europa en los que la extrema derecha no tiene una fuerte presencia, uno de ellos es España. En Austria, por ejemplo, Norbert Hofer, del Partido de la Libertad de Austria (FPÖ), se puede convertir el próximo 4 de diciembre en el primer jefe del Estado de extrema derecha elegido en Europa desde 1945. Todo un hito.

Ese mismo día, los italianos están llamados a las urnas para pronunciarse en referéndum sobre las reformas constitucionales que plantea el primer ministro, Matteo Renzi, una apuesta muy arriesgada que, de perder Renzi, podría suponer su caída y la de su Gobierno. Además de tener en frente al Movimiento 5 Estrellas (M5E), del populista Bippo Grillo, que podría alcanzar el Gobierno de salir el ‘no’ en la consulta, también se opone a las propuestas de Renzi la extremista Liga Norte, del radical Matteo Salvini. “Ahora es nuestro turno”, tuiteó Salvini tras conocer el triunfo de Trump que definió como "una bellísima lección de democracia, como el 'brexit'". “Ha llegado el momento de nuestros aliados europeos”, añadió, en referencia a Wilders en Holanda, Hoferm en Austria, Frauke Petry en Alemania y Marine Le Pen en Francia.

La líder del Frente Nacional francés acudirá el próximo mes de abril a las urnas con un apreciable respaldo popular, si mantiene la intención de voto que le otorgan hoy los sondeos, el suficiente para pasar a una segunda vuelta, lo que significaría ya de por sí un gran éxito, y quién sabe si, en una disputa a dos, hasta la presidencia en mayo. Le Pen fue la primera política europea en felicitar a Trump por su victoria, incluso antes de que los resultados se hicieran oficiales. Fue escueta, pero contundente: “Es una buena noticia para Francia”, escribió. Su mano derecha en el partido, Florian Philippot, dijo que el mundo de las viejas élites “se ha derrumbado y el nuestro empieza a construirse”.

En Alemania, a la cancillera alemana Angela Merkel, le espera un duro pulso con la exitosa Alternativa para Alemania (AfD), liderada por la populista y xenófoba Frauke Petry, que en las últimas elecciones regionales del pasado mes de septiembre logró aumentar hasta 10 los parlamentos regionales en las que está presente, de un total de 16 en toda Alemania. Todo un éxito que ha situado a la AfD en una muy buena posición de salida para las elecciones al Bundestang (Parlamento) previstas para finales del verano del 2017.

SIN EXPERIENCIA POLÍTICA

El discurso 'anti-establisment' y xenófobo asoma también en la República Checa, donde aprieta con fuerza el partido Acción Ciudadanos Insatisfechos (ANO), del magnate y ministro de Finanzas desde el 2014, Andrej Babis, con legislativas previstas en un año, y en Bulgaria, donde en las segunda vuelta de las presidenciales, que se celebran este domingo, el país puede caer en manos del populista Rumen Radev, un exgeneral de aviación con ninguna experiencia política y muy cercano a la Rusia de Vladimir Putin.

Los Trumps europeos avanzan con paso firme y se unen a los países que ya cuentan con gobiernos radicales de derecha, como es el caso de Polonia, con el Partido Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw kaczynski, y la Unión Cívica (Fidesz) en Hungría, del primer ministro Viktor Orbán, un entusiasta de Trump. De hecho fue el único jefe de Gobierno de la UE que mostró su apoyo al magnate estadounidense durante la campaña a la Casa Blanca. Para Orbán, conocido por su radical oposición a acoger refugiados musulmanes de guerra, la victoria de Trump “marca el final de la no democracia liberal”.

El politólogo húngaro András Biró-Nagy advierte que "la amenaza" que asoma en Europa no responde tanto al éxito de líderes que tienen a Trump como referencia sino a que "los grandes partidos de centroderecha o derecha europeos acaben asumiendo el discurso de la extrema derecha", y ejemplos no faltan.