Como los presidentes de Rusia y Turquía, Vladímir Putin y Recep Tayyip Erdogan, firmaron hace dos semanas en un encuentro que sirvió para parar la ofensiva turca en el noreste de Siria, soldados rusos y turcos han empezado a patrullar conjuntamente este viernes un tramo de la frontera turcosiria.

Un convoy de rusos y turcos -con nueve blindados sin ninguna bandera, para que no hubiese problemas con la población local- han recorrido los 110 kilómetros que separan la ciudad de Darbasiya, bajo control kurdosirio y del régimen de Damasco, y Ras al Ain, conquistada, hace dos semanas, por Turquía y sus milicias afines.

Así, en la actualidad, Ankara se ha hecho con el control de una franja de territorio de 120 kilómetros dentro de Siria, entre las ciudades de Ras al Ain y Tel Abiad. En los demás 300 kilómetros de frontera, Erdogan pactó con Putin que las milicias kurdosirias de las YPG -a las que Turquía considera terroristas por sus vínculos con la guerrilla del PKK- se fueran hacia el sur y que Turquía y Rusia vigilasen patrullando conjuntamente que eso ocurriese.

Donaciones internacionales

Pero Erdogan no está contento. Antes de reunirse este viernes con el secretario general de la ONU, António Guterres, ha dicho que las YPG no se han retirado. También ha incidido en su plan para la región:

"Le diré a Guterres: "Pide un encuentro para encontrar donantes internacionales. Si no lo haces tú, lo haré yo". Si esto no pasa, estableceremos una o varias localidades de refugiados entre Ras al Ain y Tel Abiad. La situación no puede continuar. Llevamos años hospedando millones de refugiados en nuestras tierras. Y desgraciadamente todo el apoyo que hemos recibido de la comunidad internacional han sido consejos", ha dicho Erdogan.

La idea del presidente turco es mandar, a estas zonas seguras creadas en el noreste de Siria, a dos de los 3,6 millones de refugiados sirios que, en la actualidad, habitan en Turquía.