El Ministerio del Interior turco ha suspendido hoy de servicio, por sospecha de vínculos golpistas, a un total de 265 agentes de la Gendarmería y la Guardia Costera. La medida forma parte de las investigaciones sobre la cofradía de Fethullah Gülen, un predicador turco exiliado en Estados Unidos al que Ankara responsabiliza de haber instigado el fallido golpe de Estado del 15 de julio pasado, acusación que él niega.

Entre los suspendidos hay 153 gendarmes, una policía militarizada dependiente de Interior, informa la agencia Anadolu. Entre los afectados se hallan 42 oficiales, 56 suboficiales y 30 sargentos. En la Guardia Costera, la medida afectó a 112 personas, entre ellas 52 oficiales y 56 suboficiales.

Los seguidores de Gülen habían constituido una red que hasta 2013 fue ocupando un gran número de puestos clave en Administración, Policía y Judicatura, con el respaldo del Gobierno, con el que compartían la ideología islamista, pero su presencia en las Fuerzas Armadas era menos conocida hasta la asonada. La cofradía y el Gobierno se enfrentaron hace tres años en una lucha de poder que ha llevado a enormes purgas en el aparato estatal, tanto antes del golpe como, con mayor intensidad, después, en un intento de eliminar la influencia de los gülenistas.