El objetivo inicial era lograr un acuerdo en la última cumbre del año, que comenzó ayer en Bruselas, y aprovechar el 2020 para desarrollar las propuestas legislativas del futuro presupuesto de la UE para el periodo 2021-2027 de forma que el 1 de enero del 2021 la financiación llegue a los Veintisiete sin problemas. La realidad, sin embargo, es que el acuerdo no será posible de momento por las divergencias entre los partidarios de gastar menos y aquellos que exigen un presupuesto suficiente para contrarrestar la salida del Reino Unido, que dejará un agujero de 60.000 millones en todo el periodo.

Finlandia ha propuesto un marco presupuestario del 1,07% del PIB europeo, lo que supone un recorte de 47.200 millones respecto al plan de la Comisión Europea y que equivale al 1,11% del PIB. Una cifra que para los países que defienden un presupuesto del 1% -Austria, Dinamarca, Suecia y Holanda- resulta «inaceptable» porque les obligará a aumentar sus respectivas aportaciones y que para los que defienden un presupuesto como el de Bruselas -España o Francia- es «insuficiente».

«No hay voluntad política para llegar a un acuerdo en este momento», admiten fuentes diplomáticas. «La propuesta (de la presidencia finlandesa de la UE) está muy lejos de lo que sería deseable. No hay equilibrio. Michel tendrá que arrancar de nuevo», subrayan fuentes gubernamentales españolas que esperan un presupuesto «razonable» para la agricultura y la cohesión.

Tras este primer debate a nivel de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, el encargado de pilotar la negociación a partir de enero será el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que aprovechará la cumbre para medir el grado de apoyo a los números propuestos por la presidencia de turno de la UE. Fuentes diplomáticas avanzan una cumbre extraordinaria en febrero.