La Unión Europea tiene tres objetivos en política exterior absolutamente prioritarios en estos momentos: rebajar las tensiones en la región de Oriente Próximo, preservar el acuerdo nuclear con Irán y mantener la misión de entrenamiento de las fuerzas iraquís y el pacto con el gobierno de Irak para evitar que años de esfuerzos en la reconstrucción del país y en la lucha contra Estado islámico se vayan al traste. Son algunas de las conclusiones que ha dejado este viernes el consejo de ministros de Exteriores de la UE extraordinario convocado por el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, tras la escalada de las tensiones entre Washington y Teherán.

«La región no puede permitirse una nueva guerra. Hacemos un llamamiento a todas las partes para que muestren la máxima contención y se alivien las tensiones. Es nuestra principal prioridad. Evitar que la situación se deteriore», informó Borrell tras cuatro horas de debate al que han asistido también el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y el representante especial de Naciones Unidas para Libia.

El jefe de la diplomacia europea alertó del riesgo de que la espiral de violencia de los últimos días destruya los esfuerzos de los últimos años y ha avisado de que es necesario salvaguardar el pacto nuclear con Teherán porque es la línea roja que ha impedido que se convierta en una potencia nuclear. «Estamos firmemente convencidos de que hay que salvaguardar el pacto en la medida de lo posible porque redundará en nuestro beneficio», explicó.

«DIALOGAR CON TODOS» / En este sentido, reiteró que lamenta la salida unilateral de Estados Unidos, porque es un elemento fundamental para luchar contra la proliferación de armas y la estabilidad política en la zona. «Hacemos un llamamiento a Irán para que cumpla de manera inmediata», insistió anunciando un diálogo inclusivo, con todos los actores implicados, y el despliegue de nuevas iniciativas diplomáticas para evitar que el pacto muera. «Hay que dialogar con todos, sin excluir a nadie», recordó.

Sobre la reunión de ministros de Exteriores también planeó el accidente del avión ucraniano en Irán, en el que murieron 176 pasajeros, aunque sin conclusiones sobre las posibles causas. «Todas las hipótesis están abiertas. Hay una investigación en marcha y los investigadores tienen que hacer su trabajo. No puedo hablar de las causas porque las desconozco. Sé que algunos líderes han hablado de la posibilidad de que no fuera un accidente pero no lo sé y sería irresponsable dar información sin datos que lo prueben», zanjó Borrell.

El polvorín de Libia / Pese a estas palabras, algunos ministros de Exteriores, como el holandés, Stef Blok, dieron oxígeno a la idea de que el avión fue derribado. «Es bastante probable que fuera derribado por misiles iraníes», indicó. La misma idea desarrollada por Stoltenberg que, aunque no ha querido entrar en detalles, ha afirmado que no tiene razones «para no creer los informes» de diferentes aliados de la OTAN«. Y esos informes, explicó, apuntan a que el avión »pudo ser derribado por el sistema de defensa aérea iraní.

El encuentro también sirvió para examinar la situación en otro de los frentes que más preocupan a la UE: Libia. Borrell admitió que las últimas informaciones que tienen apuntan a que «la situación está escapando a todo tipo de control» y que los riesgos en materia de terrorismo, de inmigración o de estabilidad para la zona se han disparado.

Según informó el representante de Naciones Unidas, «cada vez hay una presencia más nutrida de combatientes procedentes de Siria y de Sudán» y se estima que hay «700.000 personas que han llegado del África subsahariana y de otros países que están trabajando en Libia y que en función de cómo evolucione la situación en este país podrían cruzar a Europa», explicó.

En tercer lugar, Borrell ha alertado de que la inestabilidad en Libia puede contagiarse al resto del Sahel y de las posibles repercusiones para la estabilidad en el Mediterráneo de dos actores que operan en Libia: Rusia y Turquía.