Todas las miradas en Bruselas están puestas a esta hora en Londres y en su primera ministra, Theresa May, que este lunes debe desvelar el plan B con el que espera desbloquear las negociaciones del brexit, tras el aplastante rechazo que sufrió el acuerdo pactado con la UE en el Parlamento de Westminster. Una jornada que coincide con la reunión mensual de ministros de Exteriores de la UE que siguen el debate con una mezcla de esperanza y de hartazgo pero plena coincidencia: la pelota está en Londres.

"Lo que no puede ser es que pase como con la Declaración de Independencia de Catalunya. Que se proclama y luego se suspenden los efectos", ha avisado el ministro de exteriores español, Josep Borrell, a su llegada a la reunión que celebran en la capital europea. Según el jefe de la diplomacia española, el duro varapalo sufrido por May, por más de 200 votos de diferencia, hace pensar que un plan retocado no será suficiente para convencer a las voces críticas dentro del Partido Conservador.

"El rechazo ha sido demasiado grande y tendrá que plantear algo sustantivamente distinto", opina Borrell que ha insistido en que lo importante ahora es que la primera ministra alumbre un plan convincente, capaz de superar el aprobado de la Cámara de los comunes. "Tenemos que tener la garantía de que detrás tiene apoyo político", ha avisado insistiendo en que es necesario "evitar cronificar el problema" porque la UE lleva mucho tiempo empantanada por un problema interno británico. "Lo que no puede pedir el Reino Unido es que le resolvamos sus problemas internos", ha advertido.

No alargar la agonía

Pese al cansancio que esconden sus palabras, Borrell opina que todavía hay tiempo para desbloquear la situación porque su experiencia europea le dice que "los acuerdos en la UE siempre se consiguen en el filo de la navaja y parando el reloj". No obstante, los 27 afrontan el debate interno británico con las mismas expectativas. El ministro eslovaco Miroslav Lajcak se ha mostrado dispuesto a examinar la posibilidad de retrasar la fecha de salida, prevista para el 29 de marzo, pero solo "si hay una buena razón", no para "alargar la agonía".

Todo dependerá en todo caso del Reino Unido, aunque según la austríaca Karin Kneissl sería bueno empezar a dejar de lado términos superlativos como "la hora más oscura" y ser más precisos aunque es difícil "a partir de los elementos actuales ver qué puede pasar en las próximas semanas", ha indicado. Lo que es imposible eliminar, ha zanjado el lituano Linas Linkevinius, es la solución para la frontera de Irlanda que ha apuntado el dedo también hacia Londres. "La pelota está en terreno británico. Tienen que decir qué quieren", ha insistido.

En la misma línea se ha vuelto a pronunciar la Comisión Europea cuyo portavoz ha mirado también hacia la capital británica. "No busquéis respuestas al brexit en Bruselas. Ahora es el momento de que hable Londres no nosotros", ha indicado Margaritis Schinas que ha vuelto a subrayar que el acuerdo de divorcio cerrado en diciembre no se renegocia ni el mecanismo de salvaguarda incluido para evitar el regreso de una frontera física entre Irlanda e Irlanda del norte porque, según sería como abrir "la caja de Pandora", ha avisado Linkevinius. "Este es el acuerdo. Es el texto en el que hemos invertido", ha añadido la austriaca Kneissl. "Un brexit duro sería difícil pero no estamos acercando. Espero que la sabiduría prevalezca", ha avisado el jefe de la diplomacia eslovaca.