“La Unión Europea (UE) es un aliado cercano de Estados Unidos y seguimos creyendo que debe estar excluida de estas medidas”, respondía este jueves por la noche la comisaria de comercio, Cecilia Malmström, tras el anuncio de Donald Trump. La decisión del presidente de Estados Unidos de imponer aranceles al acero (25%) y al aluminio (10%) importado de terceros países -solo se salvan las importaciones de México y Canadá- era esperada y la primera reacción de Bruselas ha sido de máxima prudencia.

En la capital europea son conscientes del envite y están preparados para responder, aunque esperan esquivar el choque. De hecho, y pese a las advertencias de esta última semana, Malmström sigue confiando en la vía diplomática para evitar que la decisión desate una guerra comercial mundial. Y este sábado tiene previsto encontrarse en Bruselas con Robert Lightizer, veterano abogado y actual responsable de comercio de Estados Unidos. “Espero más claridad sobre este asunto en los próximos días”, ha dicho a través de su cuenta de Twitter.

Los aranceles no serán efectivos hasta dentro de 15 días y en Bruselas quieren aprovechar estas dos semanas de plazo que tienen para convencer a la administración norteamericana de que la UE es un aliado y que una represalia de esta magnitud, bajo el argumento de la seguridad nacional, pondría en tela de juicio las reglas por las que ha regido hasta ahora el comercio mundial.

Flexibilidad solo con los "verdaderos amigos"

“Vamos a ver quién nos está tratando justamente y quién injustamente”, advertía este jueves Trump, dispuesto a mostrar “flexibilidad” y “cooperar”, pero solo con aquellos “verdaderos amigos” en términos comerciales y de seguridad. “Los verdaderos amigos son aquellos que habitualmente se entienden y juegan bajo las mismas reglas”, le ha respondido este viernes el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, durante una conferencia sobre relaciones trasatlánticas.

Una de las constantes reclamaciones de Estados Unidos desde que el actual presidente accedió a la Casa Blanca ha sido precisamente la necesidad de que los aliados europeos incrementen su gasto militar en la Alianza Atlántica hasta el 2% del PIB en el 2024, algo que según los últimos datos del 2017 solo cinco Estados miembros cumplen (Grecia, Estonia, Reino Unido, Rumanía y Polonia), mientras que el grueso, con Luxemburgo, Bélgica y España a la cabeza, siguen a años luz con aportaciones inferiores al 0,9% del PIB.

Denuncia ante la OMC

“Es necesario evitar la tentación de adoptar movimientos unilaterales” porque “existe el riesgo de romper las reglas”, ha avisado Katainen, insistiendo en que la UE no es el problema y que en Europa también están preocupados por la sobreproducción de acero a nivel mundial. “Esta no es la forma adecuada de afrontarlo”, ha advertido Malmström durante otra conferencia. “Hemos sido muy claros al decir que no cumple con la OMC así que iremos a la OMC, posiblemente con otros amigos. Tenemos que proteger nuestra industria con medidas equilibradas”, ha insistido.

En la misma línea se ha pronunciado el ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, quien ha vuelto a recordar que “una guerra comercial solo hará perdedores", y lo mismo el responsable de comercio británico, Liam Fox, quien ha advertido de que “el proteccionismo” jamás ha funcionado. Fox, que se desplazará a Washington la próxima semana para hablar de posibles exenciones, considera absurda la imposición de aranceles al acero británico con el argumento de la seguridad nacional cuando apenas representan el 1% de las importaciones en Estados Unidos.

"Europa debe ser clara y firme pero debe responder de forma proporcionada a Estados Unidos. Deberíamos mantener la cabeza fría y actuar con racionalidad", ha reclamado el jefe de filas del PPE en la Eurocámara, Manfred Weber, tras lamentar un "agresivo comportamiento" que no dejarán pasar sin reaccionar.