C on más de 180.000 muertos en Europa debido al covid-19, era obligado que las primeras palabras de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante su primer discurso sobre el estado de la Unión ante el Parlamento Europeo, ayer, estuvieran dedicadas a la crisis sanitaria y económica que ha puesto en jaque «los límites del modelo europeo» y que ha revelado lo «vulnerable que puede ser la vida» y «la fragilidad» del continente europeo.

«Es el momento de salir de esa fragilidad hacia una nueva vitalidad», reivindicó Von der Leyen durante un discurso de hora y veinte minutos en un hemiciclo medio vacío debido a las medidas estrictas contra el coronavirus, que sirvió para inaugurar el nuevo curso político en la capital comunitaria. Por ello, su principal prioridad para este nuevo periodo será «salir de la crisis», «proteger vidas» y «salvar empleos» a partir de la transición verde y digital, que seguirán siendo los dos grandes faros de la política europea, y con el paraguas del nuevo fondo de recuperación como palanca. Según el diagnóstico de Von der Leyen, lo más preocupante es que la pandemia sigue sin dar muestras de debilitamiento. «Tenemos que continuar afrontando la pandemia con la mayor de las prudencias, la más grande responsabilidad y la mayor unidad», pidió.

Otro foco de atención importante debe ser el económico. Con unas previsiones absolutamente devastadoras, que apuntan a una caída del PIB del 12% en el segundo trimestre del año, no es el momento de reactivar las reglas del pacto de estabilidad y crecimiento, suspendidas tras la irrupción de la pandemia. Todo el contrario. La Comisión Europea propone basar esa recuperación en la transformación ecológica y la revisión de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para el 2030, elevando la ambición actual del 40% –respecto a los niveles de 1990– al menos hasta el 55%, aseguró.

«Reconozco que este aumento es muy importante para algunos e insuficiente para otros, pero nuestro análisis de impacto muestra claramente que nuestra economía y nuestra industria pueden lograrlo», justificó sobre una meta clave para lograr la neutralidad de carbono en el 2050 y que llevará al Ejecutivo comunitario a revisar toda su legislación antes de junio del 2021.

Para facilitar la tarea, la Comisión propone que el 37% del fondo de recuperación de la UE
–dotado con 750.000 millones– se consagre a los objetivos del pacto verde y que el 30% de la financiación del fondo provenga de la emisión de «bonos verdes». En cuanto al pilar de la transición digital, considera clave liderar la gestión de los datos industriales y propone crear una identidad digital europea segura, además de extender la red de banda ancha y dedicar 8.000 millones a superordenadores.

Entre lo más inmediato también está el pacto de asilo e inmigración, que presentarán la próxima semana y uno de los temas más sensibles para la UE.

Un ámbito igual de sensible es la lucha contra el racismo y el odio, la discriminación y el respeto del Estado de derecho. «Atacaremos los prejuicios inconscientes. Sean de ciudadanos, instituciones o algoritmos», avisó, anunciando la creación de un coordinador europeo contra el racismo. «Las zonas sin LGTBI son zonas sin humanidad y no tienen cabida en nuestra unión», subrayó también en un mensaje dirigido a Polonia. H