El Libro Blanco sobre el brexit elaborado por el ejecutivo de Theresa May no ha impresionado a los gobiernos europeos que este viernes hacen de nuevo balance del estado de las conversaciones con el negociador de la Unión Europea, Michel Barnier, antes del parón estival. La reunión tiene lugar un día después del primer encuentro que mantuvieron ayer en Bruselas el negociador británico, Dominique Raab, y Barnier. No hubo avances concretos pero sí plena coincidencia de la necesidad de “intensificar” las negociaciones.

Y es que, los 27 siguen trabajando con una fecha en mente: octubre. Es el plazo que se han dado para cerrar un acuerdo de divorcio de forma que de tiempo a los parlamentos nacionales y al Parlamento Europeo a ratificar el pacto a tiempo para que pueda entrar en vigor a partir del 30 de marzo de 2019, fecha en la que el Reino Unido se convertirá en un país tercero. La llegada de Raab, con “energías renovadas”, no ha generado de momento el optimismo esperado.

“El tiempo se acaba, por eso estoy nervioso”, ha dicho el secretario alemán de asuntos europeos, Michael Roth, a su llegada al Consejo. “En este momento no podemos descartar nada”, ha indicado. “Estamos en una fase crítica” y “debemos estar preparados para toda eventualidad”, ha recomendado el luxemburgués Jean Asselborn en referencia a la posibilidad de que las negociaciones fracasen y la situación derive en un brexit duro. “La cuestión de Irlanda es esencial”, ha añadido la ministra francesa Nathalie Loiseau, partidaria también de prepararse para “todas las alternativas.

Defensa de la unidad

A menos de nueve meses de la fecha del brexit, los 27 siguen cerrando filas en torno a Barnier. Saben que el tiempo apremia y que hay que acelerar las negociaciones y los preparativos, pero no aceptarán cualquier acuerdo. “Necesitamos un acuerdo de calidad”, ha reivindicado el ministro rumano Victor Negrescu. El desbarajuste político en Londres es monumental, a la altura de la falta de avances entorno a como garantizar una frontera blanda entre Irlanda e Irlanda del norte. Y el Libro Blanco remitido por Londres no ha despejado el camino.

“Durante meses les pedimos que presentaran sus ideas. Lo han hecho y estamos contentos de tener algo con lo que poder trabajar. Pero es solo eso. No son los 10 mandamientos y hay muchas preguntas porque hay muchos elementos que no están claros”, asegura un alto diplomático europeo. El Libro Blanco es por tanto una aportación más al debate pero en Bruselas no están dispuestos a focalizar la negociación en torno a lo que quiere el gobierno de Theresa May.

“Nosotros negociaciones un acuerdo de salida y una declaración política sobre la futura relación. Por eso no habrá posición formal sobre el Libro Blanco. Se tendrá en cuenta de cara al acuerdo que debemos cerrar en octubre”, añaden las mismas fuentes. “Nadie quiere castigar al Gobierno británico o a su gente pero al final negociaciones sobre la base de nuestras directrices. No son líneas rojas pero estamos comprometidos con ellas”, ha avisado Roth.