Austria ya tiene un nuevo Gobierno. Después del acuerdo anunciado en la tarde del viernes, ayer, conservadores y ultraderecha oficializaron su pacto. Sebastian Kurz, líder del Partido Popular (ÖVP), tomó posesión del cargo, convirtiéndose así en el nuevo canciller de la república transalpina y, con tan solo 31 años, en el mandatario más joven del mundo. A su lado, un político con pasado neonazi como Heinz-Christian Strache es ahora vicecanciller.

El nuevo Ejecutivo, que cuenta con 14 ministerios y dos subsecretarías, juró la Constitución ante el presidente de Austria, el ecologista Alexander Van der Bellen. En el reparto de carteras ministeriales, el islamófobo FPÖ se ha hecho con departamentos tan importantes como los de Interior, Defensa, Asuntos Exteriores e Infraestructuras, toda una victoria para la formación. Este último lo ocupará el ultra Norbert Hofer, quien perdió en diciembre del año pasado las elecciones presidenciales frente al mismo Van der Bellen. La formación de este Ejecutivo ultraconservador lanzó ayer la protesta a la calle. Durante la mañana, unas 5.500 personas colapsaron las calles principales del centro de Viena como protesta por el regreso de la ultraderecha al Gobierno austriaco, algo que no se daba desde el año 2000. Pese a que el FPÖ es abiertamente euroescéptico, Kurz visitará Bruselas para tranquilizar a unos responsables europeos que viven el auge ultraderechista en el continente con inquietud. «Vamos a mantener ojo avizor sobre cada acto del Gobierno de Austria que pueda minar nuestros valores y principios europeos», dijo el líder de los socialistas en el Parlamento Europeo, Gianni Pitella.

El pasado 15 de octubre, la derecha recibió un apoyo mayoritario de los austriacos. Con el carisma de su juventud y una lista plagada de independientes que recordó a la estrategia del presidente francés, Emmanuel Macron, Kurz consiguió revivir al ÖVP y obtener el 31,5% de los votos, mientras que el ultraderechista FPÖ obtuvo el 26%.