«Tranquilícense, no tenemos intención de mantenerlos prisioneros», ironiza un alto cargo del entorno del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, sobre la duración de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea que arranca hoy en Bruselas y en la que los Veintisiete aspiran, pese a las posiciones separadas con las que afrontan la negociación, a lograr un acuerdo sobre el nuevo marco presupuestario de la UE para el periodo comprendido entre los años 2021-2027.

La reunión sin embargo tiene hora de inicio -las tres de la tarde- pero no una estimación de cuándo terminará -hay quien habla de que podría prolongarse hasta el sábado- lo que indica el suspense que rodea a un asunto difícil y que se ha complicado aún más por la salida del Reino Unido de la UE, que dejará un agujero en las cuentas del club de más de 10.000 millones de euros anuales o unos 75.000 millones en siete años.

Se trata de una negociación que afrontan de forma distinta al norte, al sur o al este, con alianzas que varían en función de las prioridades políticas y, sobre todo, de la forma de entender el presupuesto comunitario. Por ejemplo, para el llamado club de los frugales, formado por Holanda, Dinamarca, Suecia y Austria, la salida británica debería llevar a la UE a reducir el presupuesto. A menos países, cuentas más austeras.

GASTO / Michel ha propuesto un gasto para los próximos siete años del 1,074% de la Renta Nacional Bruta europea porque «necesitamos realismo y para eso necesitamos un volumen razonable», aseguran fuentes de su entorno. Los cuatro frugales exigen limitarlo el 1%. «Es demasiado para que podamos aceptarlo y todos estamos en la misma línea», asegura un diplomático de un país que también reclama mantener la compensación presupuestaria que reciben por su elevada aportación, y que Michel ha propuesto aplicar de forma regresiva. «Nosotros tenemos un plan A. Es el 1% y el mantenimiento del cheque. Y tenemos un plan B y es el 1% y el cheque», resumen fuentes diplomáticas sobre las dos líneas rojas que defenderán hoy el primer ministro holandés, Marc Rutte, y sus colegas.

Pero aunque el volumen es clave para el grupo de países «amigos de la cohesión» (con España, Francia, Portugal y los países del este entre otros) todavía lo es más la distribución del dinero. «Si las políticas son aceptables y los ingresos se revisan en el sentido que queremos estamos abierto a hablar del volumen», aseguran fuentes diplomáticas de uno de los grandes países europeos.

NUEVOS DESAFÍOS / «Puede que un techo menor sea mejor porque habrá menos compensaciones», dice otro alto cargo que apunta a que lo esencial es lograr «un presupuesto suficiente» para financiar los nuevos desafíos en digitalización o cambio climático y satisfacer al mismo tiempo las necesidades de las dos políticas tradicionales, agricultura y cohesión, que centrarán el núcleo de la discusión y sobre las que planean recortes.

Pese al malestar de las delegaciones, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel mantiene el objetivo de lograr un acuerdo a lo largo de esta semana y se guarda varios ases en la manga como dos partidas que suman 11.000 millones por repartir y que podría utilizar para compensar a unos y otros y minimizar las resistencias que tienen los países.

«El momento del acuerdo es ahora», insisten fuentes de su equipo de negociación que alertan de que sin acuerdo no habrá base legal para financiar la UE a partir del próximo año. «El acuerdo puede conseguirse si hay cambios sustantivos en las posiciones de algunos (pero) creo que quizá hace falta un poco más de tiempo y hay que dárselo», apuntan fuentes diplomáticas sobre las posibilidades de tener que resolver la negociación en una segunda cumbre europea.