La posibilidad de que Theresa May logre sacar adelante su acuerdo sobre el brexit se esfuma. Nigel Dodds, número dos del Partido Democrático Unionista (DUP), cuyo apoyo es imprescindible para la aprobación, acusó ayer a May de haber «perdido una oportunidad en el Consejo de la Unión Europea», de haber «fracasado inexcusablemente» y «capitulado antes de conseguir los cambios necesarios con los que lograr un acuerdo en la Cámara de los Comunes».

Dodds le reprochó también el responsabilizar a los diputados de la caótica situación del brexit. «Las lecciones de la primera ministra, echando la culpa a otros no pueden esconder la responsabilidad de su gobierno en la debacle y el hecho de que el acuerdo haya sido rechazado abrumadoramente en dos ocasiones». Sin los votos de los 10 diputados unionistas, el acuerdo está completamente muerto.

May ha sobrevivido hasta ahora, pero sus días pueden estar contados. «No tiene ni la confianza ni el liderazgo», afirmó uno de los varios euroescépticos conservadores que han pedido su marcha. El diputado Ben Bradley cuenta que se lo pidió directamente el pasado miércoles. «Los diputados lo llevan diciendo desde hace meses», declaró al Financial Times. «Por eso tenía que decírselo, porque nunca estuve convencido de que le llegaran los mensajes».

Su colega Marcus Fysh cree que «es hora de que el Gabinete se pregunte si ella es la persona adecuada para este trabajo. Su postura sugiere que no ha defendido a Gran Bretaña en esas negociaciones».

Otro tory, Steve Double, reclamó «un nuevo liderazgo». Graham Brady, presidente del Comité 1922, estaría siendo «bombardeado» con mensajes de diputados pidiendo la salida de la primera ministra. Nigel Evans considera que May ha cometido «un gran error» al aceptar el acuerdo. «Todo se ha convertido un poco en una farsa». La premier no consiguió en Bruselas el calendario que buscaba para la ampliación del Artículo 50. La UE le impuso el suyo, en lo que sonó a un ultimátum. De esa forma solo logró dos semanas extra para alcanzar un plan alternativo, si el acuerdo vuelve a fallar la próxima semana.

Tampoco May fue capaz de exponer a los Veintisiete cuál era su plan si el Parlamento británico rechaza su acuerdo. «Era casi como si quisiera que ellos apretaran el botón» de la salida sin acuerdo, destacó una fuente comunitaria a la BBC. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, despidió el viernes la cumbre recordando de quién es la responsabilidad de buscar una solución a la actual crisis.

«El futuro del brexit está en manos de nuestros amigos británicos. La Unión Europea está preparada para lo peor, pero esperamos lo mejor». Tusk subrayó que hasta el 12 de abril todo es posible: un acuerdo, una larga extensión, si el Reino Unido decide repensar su estrategia, o revocar el Artículo 50, que es prerrogativa del Gobierno del Reino Unido. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue tajante: «El proyecto europeo no puede ser prisionero del brexit».

PLAN SIN MAY / Cuando Tusk y Macron hablaban ante la prensa, May ya estaba de vuelta a Londres. Desde la oficina de la primera ministra en Downing Street eran incapaces de precisar cuándo tendría lugar la votación del acuerdo, prevista en principio para el próximo martes o miércoles en la Cámara de los Comunes. Antes, este lunes, según avanzaba el Evening Standard, un grupo de parlamentarios de diferentes partidos, deseosos de tomar control del brexit, viajaran a Bruselas para reunirse con el jefe negociador de la UE, Michel Barnier, y presentarle un posible plan B, al margen de May. El Parlamento debería comenzar a pronunciarse sobre otros planes alternativos en sucesivas votaciones y son muchos los conservadores que están pidiendo libertad de voto.

La petición de revocar el Artículo 50 y cancelar el brexit ya había acumulado ayer 3,5 millones de firmas en tan solo dos días. Londres se preparaba también para una multitudinaria manifestación para hoy mismo contra los planes de salida de la UE del Gobierno.