El vicepresidente del Frente Nacional, Florian Philippot, ha anunciado este jueves que deja la formación después de haberse visto despojado por Marine Le Pen de sus atribuciones. La líder ultraderechista y su hasta ahora número dos han mantenido en los últimos días un duro pulso que se ha saldado con la salida de Philippot y ahonda la crisis abierta en el partido tras el fracaso en las elecciones presidenciales de mayo.

El conflicto lo ha desencadenado la negativa de Philippot de renunciar a la presidencia de su asociación ‘Los Patriotas’, una condición que le había puesto Marine Le Pen si quería conservar íntegras sus funciones de vicepresidente.

La presidenta del Frente Nacional le lanzó un ultimátum y ante la negativa de Philippot este miércoles optó por excluirle de la elaboración de la estrategia de comunicación del partido de la que se encargaba hasta ahora.

Horas después Philippot respondía dando un portazo. "Me han dicho que era vicepresidente de nada. No me gusta hacer el ridículo, nunca me ha gustado no hacer nada, así que por supuesto que dejo el Frente Nacional", anunciaba en France 2.

Le Pen quería que su número dos pusiera fin a lo que ella consideraba un conflicto de intereses por su doble responsabilidad de vicepresidente del Frente Nacional encargado de la comunicación y presidente de una asociación política. Sin embargo, las diferencias que han llevado al divorcio son más profundas.

Refundación

Marine Le Pen está embarcada en la refundación de un partido que, a pesar de tener el viento del populismo a favor, no logró alcanzar el Elíseo el pasado mes de mayo. En el Frente Nacional muchos culpan de ese fracaso a Philippot.

El vicepresidente es el artífice de la llamada ‘desdiabolización’ del partido, la estrategia para hacer respetable una formación que hunde sus raíces en la xenofobia, el racismo y el antisemitismo. Es también quien introdujo en el programa electoral la idea de abandonar el euro, medida que asustó a numerosos franceses y tuvo un alto coste en votos. Tras el fracaso en las urnas, muchas voces dentro del partido empezaron a pedir la cabeza de Philippot y a cuestionar el liderazgo de Marine Le Pen.

Con la marcha de su vicepresidente, la líder ultraderechista opta por volver a las esencias del partido, una orientación que dejó ver a principios de mes durante su reciente mitin de ‘rentrée’ política. El terrorismo, la inmigración y los ataques al liberalismo de Macron centraron su discurso.

En el contexto de la refundación, Le Pen está realizando una gira por las federaciones para entrevistarse con cuadros y responsables del partido, consultar a los militantes y preparar el Congreso de marzo del 2018 que decidirá el nuevo nombre de la formación y su nuevo organigrama.