Los disturbios que en los dos últimos días han dejado en Beirut cientos de heridos, tanto manifestantes como agentes de las fuerzas de seguridad, ha empañado la hasta ahora pacífica revuelta libanesa, que comenzó el pasado 17 de octubre.

Por segunda noche consecutiva, el centro de la capital fue este este domingo escenario de enfrentamientos, que obligaron a trasladar a 38 personas a hospitales de la zona y a otras 52 a recibir tratamiento médico in situ, según los últimos datos ofrecidos por la Cruz Roja libanesa en su cuenta de Twitter.

Las nuevas víctimas elevan a 400 los heridos en tan sólo dos noches de violencia, después de que los choques entre manifestantes y los antidisturbios se saldasen el sábado con 170 hospitalizados y 140 atendidos por los servicios de emergencias, según la citada organización.

Las Fuerzas de Seguridad Interna informaron ayer de que 142 de sus miembros sufrieron heridas la pasada noche, incluidos siete oficiales, y tres casos graves que presentan fracturas.

Según la Agencia Nacional de Noticias libanesa (ANN), el sábado los manifestantes lanzaron piedras, bengalas y cócteles molotov contra los uniformados, que a su vez emplearon gases lacrimógenos, pelotas de goma y cañones de agua para dispersarlos y evitar que se aproximaran a los accesos del Parlamento.

La ministra de Interior en funciones, Raya al Hasan, afirmó ayer en Twitter que mantiene el contacto con el comandante del Ejército Joseph Aoun, quien elogió el trabajo de los cuerpos militares y de seguridad en esta «delicada etapa» y aseguró que «continúa la coordinación para mantener el orden» en las calles del Líbano. El sábado por la noche, efectivos del Ejército consiguieron poner fin a los enfrentamientos, como ya ha ocurrido anteriormente en las protestas libanesas cuando los militares han tenido que intervenir para aplacar los ánimos y controlar la situación.