Seísmo político en Rusia. El Gobierno encabezado por Dmitri Medvédev presentó su dimisión en bloque ayer, momentos después de que el presidente, Vladímir Putin, pronunciara su discurso anual a la nación, en el que había anunciado una relevante batería de propuestas para modificar la Constitución que podrían permitir al actual líder del Kremlin, verdadero factótum del poder en el país, mantener su influencia una vez tenga que abandonar la jefatura del Estado en el 2024.

El líder del Kremlin propuso a Mijaíl Mishustin, jefe del Servicio Federal de Impuestos -la Hacienda rusa- para relevar al dimitido primer ministro, quien permanecerá en su puesto hasta la formación de un nuevo Ejecutivo. Una vez abandone el cargo, Medvédev ocupará la vicepresidencia del Consejo de Seguridad, un órgano consultivo sobre temas de defensa que agrupa a ministros del ramo y responsables de agencias de inteligencia. «En este contexto, como miembros del Gobierno ruso, debemos dar al presidente la posibilidad de adoptar todas las medidas necesarias en estas condiciones», había declarado el político dimitido tras escuchar la intervención presidencial.

Las enmiendas planteadas por Putin reducen sustancialmente las atribuciones de la presidencia e incrementan las del primer ministro. En primer lugar, el líder del Kremlin propone devolver la potestad al órgano legislativo para que elija al jefe del Gobierno. En la actualidad, la Duma, la Cámara baja del Parlamento, está copada por fuerzas oficialistas de la oposición sistémica que no cuestionan las principales decisiones presidenciales. Viceministros y ministros también deberán recibir el plácet parlamentario.

En segundo lugar, el mandatario plantea endurecer las condiciones que debe reunir cualquier aspirante a la jefatura del Estado, en particular incrementar de 10 a 25 años el periodo de residencia en Rusia. Todas estas modificaciones serán sometidas a referéndum una vez hayan sido aprobadas por el legislativo.

CAMBIOS DE CALADO / Los cambios son de calado y, según muchos observadores, intentan facilitar al actual jefe del Estado la sucesión, permitiéndole a la vez mantener su peso en los asuntos de Estado si así lo desea. La Carta Magna, tal y como está redactada, no le permite presentarse a la reelección en el 2024.

Precisamente, una de las opciones que se baraja para que Putin siga en el centro del poder es que se convierta de nuevo en primer ministro, como hiciera entre el 2008 y el 2012, tras acumular dos mandatos seguidos.

En su discurso, el presidente ruso también propuso que la Constitución rusa reconozca en su contenido su «preeminencia» respecto a las leyes y tratados internacionales.