El presidente de Rusia, Vladímir Putin, viajó ayer por primera vez a Damasco desde el inicio del conflicto en Siria en 2011, en una visita-sorpresa para reunirse con su homólogo sirio, Bashar al Asad, en medio de una escalada de tensión en Oriente Próximo. Asad acudió a la sede de operaciones que tienen sus socios rusos en la capital siria y donde se sentó junto a Putin para charlar sobre el desarrollo de los acontecimientos en la región y la lucha contra el «terrorismo», sobre todo en Idleb, el último bastión insurgente en Siria y que escapa al control de Damasco, informó la presidencia siria. Medios oficiales sirios publicaron fotos de ambos mandatarios felicitándose la Navidad ortodoxa y estrechándose la mano. Durante el conflicto, Putin viajó con anterioridad a Siria, en el 2017, aunque solo llegó a pisar la base militar rusa de Khmeimim.