El último candidato a comisario que quedaba por superar el examen del Parlamento Europeo, el húngaro Oliver Varhelyi, lo logró tras responder a una segunda batería de preguntas que, finalmente, han satisfecho las expectativas de la mayoría de la comisión de asuntos exteriores de la Eurocámara. A la espera de encontrar una solución a la negativa del Gobierno de Boris Johnson a enviar comisario británico, el nuevo equipo que dirigirá la alemana Ursula von der Leyen empieza a ver el camino despejado.

Varhelyi, el segundo nombre remitido por el primer ministro húngaro Viktor Orbán, era el último de la terna de candidatos propuestos por los estados miembros que quedaba por superar el examen. El pasado 26 de septiembre, la comisión de asuntos jurídicos tumbó la designación de la primera opción planteada por Budapest, por posible conflictos de interés, y que protagonizaba el exministro de justicia Laszlo Trocsanyi. Un mes más tarde, el Ejecutivo húngaro decidió designar a su embajador en Bruselas.

En su primer examen oral celebrado la semana pasada, Vahelyi no logró convencer ni a socialistas ni a liberales ni de su independencia respecto al Gobierno de Orbán ni sobre su idoneidad para el puesto de comisario responsable de ampliación y política de vecindad y le exigieron nuevas aclaraciones por escrito. Estas nuevas explicaciones, al contrario de lo que ocurrió con la francesa Sylvie Goulard, sí han bastado esta vez para convencer a una mayoría de eurodiputados -salvo los Verdes y la Izquierda europea que han votado en contra- de que su compromiso europeo es inequívoco y de que defenderá el estado de derecho, la democracia y los derechos fundamentales como comisario de ampliación.

En las seis páginas respuestas también precisa que no se verá «influenciado» ni «atado» por la posición de ningún primer ministro de ningún país -sin mencionar a Orban- ni ningún representante de cualquier gobierno.