Nueva fumata negra. El presidente de la República, Sergio Mattarella, está intentando alumbrar un Gobierno político y no técnico y que los electores no tengan que ir a votar otra vez en pleno verano, con el bañador puesto y lejos de los lugares de residencia, pero los vencedores de las elecciones del pasado mes de marzo no se lo están poniendo nada fácil. Mattarella ha dado a los indignados del Movimiento 5 Estrellas (M5S) y a la xenófoba Liga una noche más para pensárselo. De momento, el economista y exdirectivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Carlo Cottarelli, mantiene el encargo del jefe del Estado de formar el Ejecutivo y de presidirlo como primer ministro. Cottarelli sugirió ayer que hay posibilidades «para el nacimiento de un Gobierno político». La lista de ministros está lista, según filtró la Presidencia, pero se espera que las partes implicadas se pongan de acuerdo y den el visto bueno, lo que no parece tarea fácil.

DÍAS ACIAGOS / El que se muestra más reacio hasta ahora al proyecto de Mattarella-Cottarelli es Matteo Salvini, líder de La Liga, que es quien está sacando más rédito político de esta crisis, si nos atenemos a los últimos sondeos. Las encuestas que se van publicando estos aciagos días no hacen más que aumentar el apoyo a su partido. En las elecciones de marzo logró el 17% de los votos y ahora algunas encuestas le otorgan hasta un 27% de apoyo popular. Una nada desdeñable subida de diez puntos, más espectacular si cabe si se tiene en cuenta que en las elecciones del 2013 la entonces denominada Liga Norte logró apenas un 4%.

A pesar de que Salvini no se opone a encontrar una «solución de emergencia», es decir, la formación de un Ejecutivo técnico, presidido por Cottarelli o por el anterior encargado, Giuseppe Conte, no disimula su apuesta por que se celebren unas nuevas elecciones pronto. «Hay que devolver la palabra (el voto) a los italianos lo antes posible», dijo. Si la operación de Mattarella y Cottarelli fracasa, los comicios podrían celebarse el 29 de julio lo que implicaría que el presidente disolviera el Parlamento mañana.

NI UN PASO ATRÁS / Por su parte, Luigi Di Maio, líder político de los indignados, ante la subida de popularidad de Salvini, apuesta por intentar formar un Gobierno en el que su formación sea la protagonista. Ayer y tras haberse entrevistado con Mattarella, mandó decir a su portavoz, Laura Castelli, que no entiende «por qué Paolo Savona no dio un paso atrás».

El euroescéptico Sovona fue la persona propuesta por La Liga y el M5S como ministro de Economía y el motivo por el que Mattarella rechazó el Ejecutivo planteado por los dos partidos populistas el pasado domingo. «La incertidumbre ya no es sólo de la gente, sino también de los mercados, por lo que hace falta un Gobierno político y no técnico», advirtió Di Maio, que en la misma declaración propuso que Savona forme parte del futuro Gabinete, pero no ocupando la cartera de Economía, sino «en otro lugar».

Dirigiéndose a La Liga, Di Maio dijo: «Encontremos una alternativa». Poco después Salvini afirmó: «Si me quitan a un solo hombre del equipo de Gobierno, no tiene ningún sentido que el Gobierno exista. Si por las razones más extravagantes alguien (de los ministros) no va bien a Europa, a los mercados, a la Merkel y a los bancos, ¿qué puedo hacer?». En otro momento afirmó: «Mi paciencia se está acabando». Sin embargo, Mattarella y Cottarelli esperan que, como dice un refrán italiano, «la noche lleve consejo».

Los analistas ahora apuntan a que si La Liga va por su lado, lo que es probable, una solución posible sería que los diputados del M5S, junto a los progresistas del Partido Democrata y otros parlamentarios conservadores afines a Silvio Berlusconi, además de los componentes de los grupos mixtos (sin partido de referencia), voten una «confianza técnica» al Ejecutivo propuesto por Cottarelli. Esto permitiría, no sólo frenar la especulación financiera sobre la deuda italiana sino pasar el verano y aprobar antes de finalizar el año los presupuestos de 2019. Y luego elecciones.