José Luis Rodríguez Zapatero se encuentra desde la noche del martes en una Caracas que el jueves se convertirá en el centro de la agria disputa entre el chavismo y la oposición frente a las cuales trata de mediar el exjefe del Gobierno español. Zapatero es junto con el expresidente de Panamá, Martín Torrijos, el encargado de intentar con el apoyo de la UNASUR un punto de encuentro entre dos sectores que parecen irreconciliables.

Hasta el momento, el diálogo entre las partes no ha dado los frutos esperados, entre otras cosas porque no hay acuerdo entre el Gobierno y la Mesa de Unidad Democrática (MUD) sobre el referendo revocatorio de Nicolás Maduro. La MUD ha decidido volcar la balanza a su favor en las calles el próximo jueves con la llamada “toma de Caracas”.

La prensa venezolana desconoce la agenda de Zapatero pero nadie descarta la posibilidad de un esfuerzo adicional del visitante para evitar los costos de una mayor polarización política. “En la condición de democracia limitada, traumatizada, de Venezuela, esto es un hecho que genera inquietud”, dijo el portavoz de la MUD Jesús Torrealba, sobre la inminente movilización.

Maduro asegura que se trata de una conjura. “El que se meta en el golpe y llame a la violencia ¡Va preso!”, dijo durante una marcha del chavismo. “Que el golpe de Estado que están planificando no agarre a nadie descuidado, por eso convoco al pueblo a defender la paz y la democracia”, añadió. Maduro alertó que el país enfrenta “una derecha fascista, golpistas que no respetan las reglas de juego”. El presidente no deja de comparar lo que sucede en Venezuela con Brasil, donde el Senado vota la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.

EL APOYO DE LULA A MADURO

Una carta que le envió Luiz Inacio Lula da Silva le ha servido para reforzar esa analogía. “Las fuerzas conservadoras quieren obtener por medios turbios aquello que no consiguieron democráticamente: impedir la continuidad y el avance del proyecto de desarrollo e inclusión social liderado por el PT, imponiendo al país el programa político y económico derrotado en las urnas”, le dijo Lula a Maduro. A pesar de sus dificultades políticas y judiciales, el ex presidente de Brasil se puso a “entera disposición, como siempre lo estuve, para cualquier aclaración o reflexión de interés común”.

Los dirigentes de la MUD no se demoraron en resaltar el carácter pacífico de la protesta del jueves. “No hay que perder el norte”, advirtió el gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles. “No tengamos miedo, no caigamos en esa estrategia”.

LA OEA CON LA OPOSICIÓN

A la hora de exhibir apoyos, el presidente de la Asamblea Nacional,Henry Ramos Allup dijo haber conversado por teléfono con el secretario general de la OEA, el uruguayo Luis Almagro, quien le manifestó su preocupación por lo que pueda ocurrir el 1 de septiembre. Almagro le expresó su temor por las eventuales derivaciones violentas de la “toma de Caracas”. Ramos Allup le garantizó que “será un acto enorme y pacífico”. El presidente del Congreso que está en manos de la MUD no descartó la posible presencia de Almagro en la capital venezolana el día de la manifestación.

Capriles anunció en los hechos nuevas movilizaciones después del jueves. Dijo que la MUD no “desistirá” de ganar las calles hasta que el Colegio Nacional Electoral (CNE) fije la fecha para la recolección del 20% del padrón electoral que se necesita para convocar luego al referendo. La oposición quiere que se celebre antes de enero de 2017, convencida en que obtendrá una victoria aplastante.