El desánimo que se impuso ayer por la mañana entre gran parte de los cerca de 400 expositores que este año decidieron participaron en la Fira de Nules, se vio mitigado, en buena medida, por una tarde climatológicamente más benévola y que ambientó las calles del recinto ferial.

Las fuertes precipitaciones registradas durante la mañana no solo afectaron a los puestos de exposición, sino que además, como consecuencia de la lluvia, tuvieron que suspenderse la práctica totalidad de las actividades previstas para las primeras horas. A excepción del Racó del Llaurador, que a pesar de la tormenta desarrolló la programación prevista, el resto de propuestas, como la primera parte del concurso de forja, la exhibición de deportes vascos y diversas exhibiciones de asociaciones y entidades locales, fueron suspendidas.

SALVAR EL DÍA / Las esperanzas de expositores y organizadores se depositaron en una tarde sin lluvia, de manera que pudieron mantenerse actividades como el tiro y arrastre, y el concurso de herradores, que se inició realizando la prueba prevista por la mañana.

La mayor parte del recinto ferial resistió sin mayores inconvenientes la fuerza de la lluvia, persistente entre las siete de la mañana y las dos de la tarde. La peor parte se la llevaron «las estructuras más endebles, las de las asociaciones locales», explicó el concejal de la Fira, César Estañol. Algunos de los veladores cedieron a los envites de agua y viento, aunque los operarios municipales hicieron cuanto pudieron por restablecer la situación y permitir la exposición en las horas más importantes de la feria en cualquier edición, el sábado tarde.

Cuando, a partir de media tarde, el cielo llegó incluso a despejar, las malas expectativas de la primera parte del día desaparecieron. Las calles y expositores comenzaron a ganar en afluencia, una tónica que esperan mantener a lo largo del día de hoy.