A las 19.30 horas de la tarde de ayer, concejales de los ayuntamientos de Nules, la Vilavella, Xilxes y Vila-real (también estaban convocados los de Torreblanca, Almassora y Burriana) se sentaron en la misma mesa para llegar a acuerdos consensuados y coordinados respecto de la importante plaga de mosquitos que está martirizando a los ciudadanos de sus respectivos municipios.

Todas estas localidades se integraron hace varios años en una plataforma motivada por lo que ya se ha convertido en un problema recurrente cuando se reproducen las condiciones que más inquietan si de mosquitos se trata: la lluvia y las altas temperaturas.

El concejal de Sanidad del Ayuntamiento anfitrión, Antoni Romero, señala que su intención es abordar actuaciones «efectivas» porque la crisis a la que se enfrentan «no conoce de límites territoriales» y, por lo tanto, no se puede atajar de forma aislada. Su planteamiento pasa por abordar un frente distinto al que están planteando sus alcaldes. Como explica Antonio Romero, otra administración que tiene la «obligación» de implicarse es la Diputación de Castellón, a la que también van a exigir medidas.

La misma consideración la comparten los munícipes que desde ayer lunes realizan gestiones para concretar una reunión con la Conselleria de Sanidad.

A instancias del primer edil de la Vilavella, Manel Martínez, los representantes de Nules, Moncofa, Xilxes y Burriana pretenden hablar cara a cara con los responsables autonómicos sobre cómo abordar un problema que todos califican de «salud pública».

A este encuentro, que todavía no está confirmado, los alcaldes llegarán tras conocer la respuesta de Sanidad a su petición de realizar fumigaciones aéreas. El «no» recibido no les hará desistir en sus pretensiones, que pasan por exigir a las administraciones supramunicipales que intervengan cuanto antes en aportar unas soluciones que sean efectivas.

En concreto, García trasladará a Conselleria su apuesta por la prevención. A su parecer, «deberían de realizarse vuelos preventivos antes de que transcurran 48 horas tras un episodio de lluvias y no esperar a que las larvas eclosionen y que sea tarde».

Aunque en la Vilavella no acusan la misma problemática que en las poblaciones vecinas, el munícipe reconoce que «estos días empieza a haber quejas».