Uno no llega a acostumbrarse. Cuando estás dentro de uno de los búnkeres de la guerra civil de Nules, sientes que ese pasado, no tan lejano, sigue siendo estremecedor. Solo con tratar de ponerse en la piel de aquellos hombres que, ocho décadas atrás, confiaron en que esas grandes construcciones militares de hormigón les salvaran la vida durante los duros combates de la batalla de Levante, que tuvo durante meses su frente en este territorio, resulta escalofriante. Monumentos alzados para recordarnos el dolor de una contienda que marcó el devenir histórico.

Con ese espíritu de respeto a la memoria colectiva es con el que el Ayuntamiento está trabajando sobre una ruta turística y cultural cargada de duras realidades, de escenarios que en su día hablaron de destrucción, de bombardeos, pero también de superación.

El encargado de presentar el proyecto fue David García, el alcalde del municipio, que forma parte de una generación democrática que no quiere olvidar el camino que trazó un pueblo que fue considerado «el Guernica valenciano», al ser prácticamente asolado en el mes de junio del año 1938.

Cinco altos en el camino

La ruta, «que se presentará los próximos meses», según detalló ayer García, constará de cinco paradas esenciales. La primera se establecerá en los búnkeres, «que la Generalitat nos ha confirmado que declarará Bien de Interés Cultural». Se trata de un conjunto de cuatro construcciones militares, tres de las cuales están perfectamente conservadas y restauradas, que ayudan a hacerse una idea de la realidad del conflicto, aunque ahora a su alrededor solo se escuchen los trinos de las aves, los aparejos de labranza y el ruido más mundano de los vehículos circulando por la A-7. En su origen, la banda sonora fue bien distinta: balas, bombas o, en su defecto, el silencio, que en una guerra podía inspirar más temor, el que produce la espera de un desenlace incierto.

La segunda parada llevará a los visitantes hasta «el chalet del Registrador Vernia, donde estuvo el puesto de mando de la República». Y de ahí, hasta la Creu de Ferro, para conocer las fortificaciones que todavía se conservan en su entorno. De la montaña al mar: a las viviendas de primera línea de la playa, «donde se refugiaron muchas familias de Nules huyendo de los bombardeos», una razón más de peso para preservar el valor histórico y patrimonial de estas construcciones. Y para acabar, se podrán conocer «los edificios restaurados por Regiones Devastadas», que no son pocos: plaza Mayor, iglesia arciprestal, convento y tantos y tantos otros.

En conmemoración de tan fatídico aniversario, el consistorio organizará otras actividades, como la conferencia Un poble sota bombes i bales. Será en noviembre, mes «en el que se produjo en el municipio una contraofensiva republicana» concluyó ayer García.

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