Solo seis municipios de la provincia de Castellón: Cabanes, Torreblanca, Nules, Moncofa, Xilxes y Almenara tienen autorizadas las fumigaciones aéreas para luchar contra la plaga de mosquitos, según datos de la Conselleria de Sanidad, administración competente para dar el visto bueno a estos permisos. Desde este departamento insisten en que se ha renovado el plan de actuación en estas localidades porque son «las únicas» que lo han solicitado hasta la fecha. Por tanto, Castelló, Burriana, Benicàssim u Orpesa, municipios donde la proliferación de estos dípteros comporta verdaderos problemas durante los meses de verano, no cuentan con el visto bueno previo de la Conselleria para poder efectuar tratamientos desde el aire, en caso de que los medios terrestres no resulten efectivos.

El beneplácito para la aplicación aérea de tratamientos contra los mosquitos es necesario, tanto si se realizan mediante helicóptero como si es desde drones. Por tanto, el ambicioso plan provincial contra los mosquitos puesto en marcha por la Diputación de Castellón, que dispone de tres helicópteros y 18 drones, solo puede aplicarse en los seis municipios costeros que cuentan con permiso.

La última localidad donde se realizaron estos tratamientos fue, el verano pasado, en Torreblanca, en la zona del Parque Natural del Prat de Cabanes-Torreblanca. Este humedal es un importante foco de reproducción y resulta muy complicado controlar, a nivel terrestre, la eclosión de larvas que afectan tanto a este municipio costero, como a su vecino Cabanes, que durante los meses de verano acogen la visita de numerosos turistas.

larvicida biológico // El único producto autorizado para fumigaciones aéreas es un larvicida biológico que solo afecta a los mosquitos y no a otros animales que puedan habitar. Hay que tener en cuenta que un helicóptero carga 600 kilos de producto y un dron de alta capacidad solo puede llevar cerca de 20.

Es importante resaltar que el permiso de la Conselleria de Sanidad solo es para los drones que fumigan, pero no para aquellos que está previsto que vuelen a diario, y que son los encargados de mapear el terreno con unas cámaras específicas cara a detectar las diferencias de temperatura que pueden ser indicativo de la existencia de agua y, por tanto, de posibles focos.