El de San Antonio no es un día festivo más en Nules. No lo es para la población en general, pero mucho menos para los vecinos de la calle que lleva su nombre en particular y así se volverá a comprobar este domingo, cuando miles de personas invadan esta estrecha vía, en las inmediaciones de la ermita del santo, para lograr la bendición para sus animales de granja y todo tipo de mascotas.

Como cada año desde hace décadas, serán los vecinos de la calle los encargados de organizar la celebración que se concentra en muy pocas horas con una intensidad que hace de este un día inolvidable y trascendente para cuantos viven o han crecido en este rincón de la Vila de Nules, en pleno centro.

Edición tras edición, los residentes se pasan el relevo para mantener la capilla del patrón y la organización de la jornada, que comienza temprano, con el toque de la campana que desde el viernes empezará a anunciar la llegada de un día grande. Así lo entienden quienes llevan tanto tiempo manteniendo una tradición tan popular.

Esta pequeña ermita está abierta apenas un par de días al año, aunque no son pocos los vecinos que confían en que San Antonio no solo proteja a sus animales sino que también encuentre cualquier objeto perdido. La convicción es tal, que las donaciones no se interrumpen, porque la fe en su intercesión lleva a los desesperados a confiar en que recuperarán así lo extraviado. Aunque este fin de semana nadie se acercará al santo con esta finalidad. Los animales son los verdaderos y únicos protagonistas.

El primer acto será la misa que tendrá lugar en la iglesia Arciprestal de San Bartolomé. Sobre las 12.30 horas, junto al Convento, se ha llamado a la concentración de todos los que quieran participar en el pasacalle con sus animales.

Por las calles de costumbre (avenida Mijares, calle Ancha, Colón, Soledad y San Antonio), la comitiva animará el desfile hasta que frente a la ermita recibirán la preceptiva bendición y recogerán las típicas coquetes de anís. A continuación, las clavariesas cumplirán con otro rito inamovible: el paseo de los bescuits. Tres veces recorrerán las calles de arriba a abajo, para acabar entregándolos a sus sucesoras.