Misterio resuelto. Aitor Iureta Oteiza no estaba muerto o, al menos, enterrado, en el cementerio de la Vall d'Uixó. Hoy lunes, por la mañana, un operario municipal ha retirado la lápida que había despertado las sospechas del actual equipo de gobierno. En ella, se localizaba su muerte en la localidad, el 11 de agosto de 2014 a los 82 años.

Ante una nube de periodistas y fotógrafos llegados incluso de medios nacionales, los presentes han comprobado que la sepultura estaba vacía.

Se ha puesto así punto y final a una investigación municipal que señala que fue el exalcalde, Óscar Clavell, diputado nacional por el PP, quien ordenó este enterramiento ficticio. Trabajadores del camposanto y técnicos del Ayuntamiento aseguraron en su día que actuaron por orden del regidor. Todo apunta a una operación para dar un puesto predilecto a una matriarca gitana.