Finalmente no ha podido ser. El Ayuntamiento de la Vall d’Uixó había iniciado varios tratamientos con el objetivo de intentar controlar una enfermedad que afectaba a los alcornoques plantados en la plaza del Ángel, junto a la fuente, que provocaba que los árboles desprendieran una «melaza pegajosa» que ensuciaba la calle, deterioraba la superficie de la fuente e impedía que los viandantes pudieran utilizar los bancos. Pero los resultados no han sido los esperados y los técnicos municipales han aconsejado la retirada de esta especie, según explica el concejal de Medio Ambiente, Fernando Darós.

Aunque este no era el único inconveniente que generaban unas sureres que «son típicas de la montaña y no pueden desarrollarse como corresponde en un entorno 100% urbano», dice. Hace algún tiempo se realizó un informe por parte de especialistas en el que se alertaba que «las raíces estaban afectando la bóveda de la acequia histórica que atraviesa gran parte de este ágora» y que ahora se quiere recuperar.

ALREDEDOR DE LA FUENTE // Tanto el estudio arqueológico como el que se rubricó por el departamento de Medio Ambiente aconsejaban «retirar estos árboles y sustituirlos por otros adecuados». En concreto, se han escogido los naranjos bordes, que ya decoran y dotan de sombra a la plaza contigua, la de Silvestre Segarra, que se plantarán «en cuatro grandes maceteros que se dispondrán alrededor de la fuente», que es el elemento central de este emblemático y frecuentado espacio.

A su vez, como añade Fernando Darós, se pondrán «flores de temporada» que han sido cultivadas en los viveros municipales del polígono la Vernitxa, que hace un año el equipo de gobierno decidió recuperar tras encontrarlos en estado de abandono.

El edil de Medio Ambiente recuerda que la retirada de los alcornoques ha sido una medida «necesaria», consecuencia de una mala planificación a la hora de escoger la vegetación más aconsejable, tanto para el entorno urbano como para los árboles.