Desde la avenida del Mar hacia la blanca ermita de la Magdalena, a los pies del Castell Vell, donde se ciernen los cimientos del primer Castellón del rei En Jaume I emana el efluvio de la gaiata l’Espartera, la del guarismo 9, que, en familia, atiende a las particularidades de un barrio en expansión que se extiende a las calles con nombre de algunos de los principales municipios de la provincia de Castellón y en la que, cual palacios de antaño, se erigen algunas villas tomadas en el siglo XXI por la Administración.

De la plaza Clavé, donde se designó en los inicios de la festa magdalenera, l’Espartera, ya con este nombre, viajó hasta su enclave actual, en la comisura de la avenida del Mar y la calle Peñíscola, en la zona alta ahora tomada por el TRAM. Desde las calles Rafalafena en su primer tramo, Madrid, Peñíscola, Benicarló, Orpesa, Torreblanca, Tarragona, la plaza del Escultor Adsuara, Tenerías, Obispo Salinas, Bellver, Marqués de la Ensenada, Lagasca, Císcar, Ulloa, Marqués de Valverde y algunas del PAU Gumbau.

La Casa Gran de la Dirección Territorial en Castellón de la Conselleria de Educación, el palacete de la de Sanidad o el colegio Mestre Canós Sanmartín, además del antiguo recinto del mercado del lunes, ahora con espacio propio al otro lado de la ronda.

EL TRABAJO DEL CÁÑAMO // La gaiata toma el nombre de l’Espartera, recordando de alguna manera, según cita la Festapèdia, que en la capital de la Plana se trabajaba el esparto, de mil y una maneras, y se exportaba a media España. Y es que, dentro de la delimitación de la 9 estaba la agramadora, en la que se trataba también el cáñamo, para quitarle la parte más dura y sacarle las fibras que se utilizaban para elaborar las famosas cuerdas que se vendían a la Marina española. La infraestructura se encontraba junto al camino del Soterrani, lindando con la avenida Columbretes. Son una gran familia en un barrio que crece y que disfruta de la expansión hacia el exterior. H