S ociedad perfecta. Ensamblaje de la cuadratura del círculo. Aventura casi imposible que se hace realidad. Bomberos del cuerpo municipal de Castellón, los ‘fireman’ de la capital de la Plana, realizan un trabajo de encaje de bolillos para preparar la Enfarolà del tercer sábado de Cuaresma, uno de los actos más espectaculares en las primeras horas de las fiestas grandes de la ciudad. Con la solvencia contrastada de quien es especialista en retos difíciles.

Y este año 2016 cumplen sus primeros 10 años en un acto tradicional que “se ha institucionalizado”, como explica Toño Guimerá, uno de los miembros del valiente equipo que colabora con la Junta de Festes para hacer posible los sueños castelloneros de luz y pólvora con el campanar de soporte.

Guimerá recuerda que fue la Junta de Festes la que les propuso, hace 10 años, “participar en este acto, que hasta ese momento se limitaba a colocar una bandera desde el campanil de la torre”.

Desde entonces, un selecto grupo de profesionales, “expertos en cuerdas y rescates” se lanzan a las alturas para coordinar “un espectáculo que quiere ser original y diferente cada año”, dice Guimerá.

Así, el pasado sábado, y a propuesta de la reciente Junta de Festes, la Enfarolà introdujo “las novedades de ‘els dimonis’, que participaron activamente” y con los que se han “puesto de acuerdo para lograr la perfección del espectáculo”, relata Guimerá.

CON ENTUSIASMO // Una tarea que se hace con “entusiasmo, ilusión e inmensas ganas de que todo salga bien”. “Un trabajo de riesgo, que tiene sus dificultades, pero que se solventan con el buen ánimo y la tremenda fuerza que da el ser partícipes directos de un acto especial de Magdalena”, afirma este bombero, consciente de su importancia en el programa oficial. Un acto que siempre despierta la admiración entre los castellonenses y que reconocen la labor de los aguerridos bomberos. De ahí que sean numerosas las personas que les “siguen” desde el mismo momento en que aceptaron “este reto”, sentencia Guimerá.

En esta ocasión, además, con la novedad de que la Enfarolà tenía una hora prefijada, y no al abur de la finalización de la cabalgata del Pregó; “que igual podía ser las 21.00 o las 21.30 horas”.

Bomberos de Castellón que dejan su huella en una ceremonia que requiere destreza, pero también ánimo, ilusión y buen humor. Y, tras acabar el espectáculo, el descanso reparador al calor de buenas viandas y mejores caldos.

Cumplida la tradición de la Enfarolà, los bomberos, en su clara vocación de servicio, seguirán después con su labor de protección, seguridad y prevención. La unión, casi mística, bomberos y Enfarolà, funciona perfectamente en un ejercicio de calidad. H