En el sector 7, Cor de la Ciutat atesora una parte importante de la historia de la ciudad de Castellón. Un recorrido por las calles de este enclave urbano no deja indiferente a nadie. En esta zona convivieron las tres culturas, las tres grandes religiones monoteístas de la humanidad de forma pacífica y armónica: cristianos, judíos y musulmanes.

De entrada, en la demarcación territorial del Cor de la Ciutat está la iglesia prioral de San Nicolás, en la calle Alloza, primitiva mezquita de Castellón. Cerca, en la calle Mosén Sorell, está el recuerdo del Arco de la Judería y donde se ubicaba la que fuera sinagoga de la comunidad sefardí que residió en la capital de la Plana y, como templo cristiano por excelencia, la Sede Matris, la concatedral de Santa María, iglesia mayor, bajo la advocación de Santa María de la Asunción, con todos sus avatares históricos a sus espaldas en la permanente memoria a los antepasados de un pueblo que ha sabido mantener su esencia.

Nobles caserones, palacetes blasonados, templos neogóticos, conventos de clausura, casas de labranza, señoriales calles como la de Caballeros, y estrechos callejones como el carrer de la Cadena (actual Ausiàs March)... conforman un escenario urbano del que pueden presumir perfectamente los comisionados de Cor de la Ciutat, en un entramado de solera, prestancia y patrimonio histórico-artístico en clara referencia a un pasado grandilocuente y que fue forjando la personalidad del centro urbano y, por extensión del resto de la capotal de la provincia.

HISTORIA // Cor de la Ciutat tiene a gala ser marco perfecto de una historia jalonada de siglos y que habla de la grandeza de la ciudad de Castelló, y que tiene en la comisión de la plaza de la Hierba el mejor exponente de castellonerismo y aprecio a las tradiciones pairales. Paisaje urbano de ensueño.