N o defraudó. Y es que lo clásico siempre está de moda y los experimentos, con gasesosa. Pirotecnia Gironina, de Pedralba (Valencia) elevó a los aires de un azul turquesa espléndido el arte de la pólvora. Muy al estilo de lo que gusta al exigente público de Castellón, entendido y solvente.

Una mascletà de 7 minutos, infinitamente preciosos, que arrancó con cinco principios, cinco salvas de ordenanza, en la combinación mágica del estruendo y lo imposible. En esa cuadratura del círculo, que supone siempre la dificultad de unir ritmos y cadencias con los efectos surgidos de una explosión de pólvora y humo, Gironina apostó por truenos terrestres y remates aéreos con silbidos estridentes en la más pura tradición de fuego hecho arte. Para deleite no solo de los iniciados, sino también de un público profano que fue vibrando con el desarrollo del espectáculo.

Avelino Mollá, portavoz de Gironina, señaló, momentos antes del disparo de la mascletà que tiene “como único objetivo sorprender a los castellonenses”. “Sabemos que nos vamos a encontrar con un público que entiende sobradamente de pirotecnia y, por ello, nuestro reto es ofrecer una calidad extraordinaria”, detallaron.

Y así fue, con un ‘crescendo’ milimétricamente cuidado en un menos a más que alcanzó un todo perfecto. Los espectadores derrocharon aplausos al término de la mascletà para brindar su satisfacción ante lo oído y lo visto.

Como siempre, las reinas Carolina Tárrega y Lola Marco, prendieron la mecha de un espectáculo que satisfizo plenamente a la concurrencia en el Primer Molí. H