El domingo 3 de mayo se abría el telón de la feria de 1991 con una corrida de Celestino Cuadri que no salió como se esperaba de una divisa tan brava. Los toros embistieron con nobleza, franqueza y poca transmisión, justo lo contrario de lo que llevó a esta ganadería hasta lo más alto.

Cuentas las crónicas que lo mejor de la tarde llegó con el torero portugués Víctor Mendes, en el tercio de banderillas. Fue ante el tercero de la tarde, en una faena a menos en la que se paró el toro. Al final saludó la única ovación de un festejo tedioso que se impregnó de la sosería de los cuadris. Como curiosidad, el quinto toro se lo brindó a Enrique Múgica, entonces Ministro de Justicia y que ocupaba una barrera. El socialista, a diferencia de lo que ocurre en la actualidad muchos de sus compañeros de partido, no escondió su afición a la Fiesta de los toros.

Tomás Campuzano toreó bien al que abrió plaza, un toro que tuvo nobleza pero que pecó de ser demasiado bueno. Notable fue su faena a su segundo, emborronada con los aceros. Es de justicia destacar que frente a este cuarto, El Formidable tuvo que saludar montera en mano por dos excelentes pares de banderillas.

El tercer espada fue Fernando Lozano, que no tuvo suerte primero con el lote, y segundo con su espada, que se le atascó y le costó un mundo acabar con sus oponentes.

Como nota importante, destacar la gran afluencia de público, que llenó tres cuartos del aforo de la calle de Pérez Galdós. H