La luz de los niños. De mirada sincera y ojos resplandecientes en la alegría de sentimientos exacerbados que van perfilando las vivencias del ser y del estar. Ella es el Castellón menudo. El que atesora juegos y esperanzas, el que sueña despierto y contempla sin rubor alguno la belleza y el resplandor de la vida. Materia y circunstancias. Futuro que todavía tarda en llegar mientras se disfruta del presente más inmediato. El de ahora. El del 2018.

Privilegios medidos y justificados para Lucía Buguete Alcaide, reina infantil de las fiestas de Castellón y, sobre todo, esencial y fundamentalmente de la 74ª edición de la Magdalena triunfante, la de los abalorios y la de la blanca ermita, la del regreso oficial de la Romeria como oración y plegaria, la de las gaiatas en mayúsculas que se adueñan de las calles para deleite de los castellonenses, y también de la procesión de penitentes y les tres caigudes, estampa barroca, reliquia de nuestros orígenes por antonomasia. Magdalena cincelada en la historia y en la devoción secular de la Cuaresma, sin olvidar el Col.legi Apostòlic.

«Estoy disfrutando al máximo; sigo el consejo que me dio Berta, la reina infantil del año pasado, vivir la fiesta minuto a minuto, segundo a segundo, no perderme detalle», indica este ángel gaiater que fue forjando su espíritu de luz en el Tir de Colom, donde fue madrina en el 2015, y siempre con el legado de una familia entregada a la concepción ortodoxa de la Magdalena, como la mejor, la mas fiable, la más solvente y tradicional de todas las formas posibles de ser y ejercer de magdalenero. Y, sobre todo, teniendo en cuenta a las comisiones de sector como colectivos esenciales y fundamentales de las fiestas de la Magdalena en su estructura actual.

CASTELLÓN DE EMOCIONES // Su madre, Pili (amable, ilusionada y discreta), fue madrina, también en Tir de Colom, y Dama de la Ciudad. Su padre (bonachón Ibán), que fue presidente de comisión, artista gaiater, es miembro ahora del Priorato de Sión del que nadie sabe nada, nada, y tiene a Castellón en ascuas. Buenas personas para una buena niña -con una rubia hermana, Martina, de felicidad compartida, en una familia que extiende sus brazos en el amor a las tradiciones, con su tío Sergio (también del controvertido Priorato), guasón-vehemente- juguetón- revoltoso con todos los cariños del mundo, y qué decir de sus tías Jessica y Sabina. Castellón en estado puro, el que genera emociones y cercanías, fidelidades y anclajes de sentimientos y veneraciones. Y, el grandote y noble Hugo, siempre presto a ser caballero andante acompañante de su prima.

(També Paquita i Rosarito estan molt contentes de que Lucia sigui reina infantil. Elles son molt magdaleneres i van a tots els puestos. Són molt romanceres i están al tanto de tot).

Y es que con 74 ediciones de la semana grande en ese milagro realizado en 1945, y con el 50º aniversario de la institución del reinado infantil, Lucía Burguete Alcaide en estos siete meses de alegría y júbilo en el trono del palacio de los niños y su luz, mantiene en la memoria el solemne de acto de la Imposición de Bandas por parte de la alcaldesa de la ciudad. Fue «superemocionante», describe Lucía haciendo sonoras y lentas cada una de las letras de sus palabras, como queriendo reforzar una vivencia difícil de narrar mientras el corazón palpita y las emociones se desbordan en apenas unos segundos que Lucía quiso atrapar, pero no hubo forma en la inexorable marcha del tiempo.

Es el tic-tac que nos acelera, nos empuja y nos divierte, como le pasa a Lucía, en su periplo por el país castellonero, iniciado aquel ya lejano 27 de julio, cuando una llamada telefónica de la alcaldesa, Amparo Marco, le anunciaba que iba a ocupar el trono de princesa de la Magdalena, «por castellonera». Mensaje de ángeles con sus trompetas y tambores. En ese instante, Castellón tenía ya reina 2018.

Y cuando apenas falta una semana para el inicio de las fiestas mayores y con este escribidor embelesado ante la regia pose de una Lucía sencilla, de niña afable y sin petulancias, la majestad coronada de los niños asegura que espera con verdadero delirio «el Desfile de Gaiates, la cabalgata infantil y la Ofrenda de Flores a la Mare de Déu del Lledó» en la tríada perfecta para generar las emociones perfectas en el perfecto demiurgo de felicidad manifiesta. Por Castellón.

En momentos de deseos, de quimeras que se han ido haciendo realidad y en las tácitas promesas de renovación de los valores a los pies de la blanca ermita del Castell Vell, Lucía niña & castellonera, no necesariamente en este orden, invita a los castellonenses y a los que nos visiten a que disfruten plenamente de los festejos de la Magdalena, «las mejores fiestas del mundo».

UNA ‘NUEVA MERILDE’ // Conocedora de cada una de las excelencias y ritos que configuran la mayor aventura jamás imaginada para una infantona castellonera, evocando a Merilde, la filla del Rei Barbut i su voladoret, Lucía Burguete Alcaide, es el axioma --si se habla de perfecciones-- perfecto y sutil de quien, en el triunfo y la gracia, habla de tornasoles y bondades en primavera de febrero.

Un perfil dorado de Lucía entre estancias y alacenas, barbacanas y almenas, alféizares y visillos, para la exaltación máxima de la infancia gaiatera de Castellón con el elegante traje de castellonera que lucirá hoy viernes con su banda verde esmeralda de majestad. A las 22.00 horas en el Palau de la Festa.