Con más o menos fortuna. Y, sobre todo, con más o menos imaginación, el tercer domingo de Cuaresma se adentra en las escuelas donde a los niños castellonenses se les alecciona del porqué de estas celebraciones enmarcadas en pleno periodo cuaresmal, en el que, sin perder ese carácter religioso, impera lo lúdico y de entrega a los placeres más mundanos.

Reflejo de ello es la participación de las instituciones académicas en la cabalgata infantil, en un fenómeno que va a más. Todos los colegios quieren mostrar las enseñanzas que reciben sus alumnos sobre el tema Magdalena, bien en indumentaria, dolçaina i tabal, lecciones magistrales, juegos y evocaciones, y también de añoranzas y de recuerdos.

Alicia Pastor habla de su aportación cultural y etnológica a la cabalgata infantil desde su condición de maestra y profesora de danzas y bailes regionales. «En el Lluís Revest este año hemos sacado en la cabalgata el tema de Miquel Peris y los maestros lo han tratado como un proyecto escolar; mientras que Luis Viciano, de Els Llauradors, que puso música al poema For blanca estuvo en el colegio dando una charla para los niños». «Mientras, el grupo de baile ha interpretado en la cabalgata infantil el ball dels pastorets del Betlem de la Pigà», comenta para este periódico.

Pastor señala que en el colegio Sanchis Yago hace 10 años que llevan «un grupo de dolçaina i tabal con más de 25 niños». «Habrán venido a aprender en estos años más de 70 alumnos. Una cantera tremenda que es el motivo por el que vale la pena todo lo que hacemos, como también la labor realizada en los Escolapios, con gaiatas artesanales», subraya Pastor, que, sin embargo, sí reconoce que «hay cosas que se están haciendo mal», apelando a un mayor esfuerzo de imaginación.